Asumió de papá de las dos hijas de su actual compañera sentimental cuando eran muy niñas, a quienes encaminó y apoyó para afrontar las adversidades de la vida, “cuando enviude él se comprometió con el cuidado de mis 3 hijas, a quienes adoraba y protegía”, recuerda Gina Paula Plazas, hijastra.
Vivía rodeado de sus nietos, era el único amigo que tenían los pequeños que se encuentran entre los 5 y 11 años. Se caracterizaba por complacerlos en todo cuanto podía, hoy los niños preguntan por el “abuelito” y su esposa e hijastras no saben qué responder.
De contextura delgada y tez morena, de brillante sonrisa que se alimentaba con el amor de familia, aprovechó el don que gozaba: la labia, para vender las boletas a sus amigos, conocidos y no conocidos que en el trasegar del día encontraba durante su recorrido.
Se había radicado en Yopal hacía ocho años, vivía en el barrio La Floresta, en una casa de estrato medio donde pagaba arriendo, en ese lugar resultó herido de gravedad la madrugada del pasado sábado, cuando dormía, luego que un artefacto explotara al interior de su habitación, en circunstancias que aún se desconocen y son materia de investigación por parte de las autoridades.
Eliseo Jaramillo Vargas falleció a las 5:30 de la mañana en el Hospital de Yopal, luego de ser intervenido quirúrgicamente por los galenos, quienes hicieron ingentes esfuerzos por salvarle la vida. No se pudo despedir de sus nietos, con quienes disfrutaba ver dibujos animados.
Sus pasos ya no volverán a sentirse, la alegría que le caracterizaba se fue con él, sus vecinos aseguran que nunca fue una persona problemática, al contrario exaltan su amabilidad y entrega.
La vida de “El Caballo", marcada por el empuje y la fortaleza de un inmigrante en búsqueda de oportunidades, lamentablemente terminó como sus allegados nunca se imaginaron.