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Sábado, 27 Septiembre 2025 20:54

Recuerdos de Pablo Hernando Rodríguez y la Droguería Yopal

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Abandona este mundo, Pablo Hernando Rodríguez Páez, hombre que deja su historia, personal, pero también de la Droguería Yopal, con su padre don Pablito Rodríguez y su señora Madre María Páez íconos de la venta de medicamentos en Casanare.

Pablo Hernando, químico farmaceuta de profesión, pero político por convicción, se marcha luego de unos quebrantos de salud, que le aquejaron en sus últimos meses y el 26 de septiembre, a las 4 am, no le permitieron seguir viviendo.

El fue un hombre que disfrutó la vida, pese a muchas cuitas, que debió soportar, por enfermedades que lo aquejaron por varias épocas de su existencia.

Por ser hijo de quien era y por su propio carácter, supo ganarse el aprecio de muchos, tanto gente del pueblo como el del mundillo de la política y en general del Yopal que él vio crecer con sus cambios en lo urbano y en el pensamiento ciudadano.

Compartimos varios momentos, con él y que nos mostró a un hombre con virtudes y defectos, pero sobre todo un hombre que gozaba de la existencia como ella viniera.

Ese compartir, se dio un poco, por la política y un poco, porque el hermano de quien esto escribe, Darwin Porras Leal,  tuvo su consultorio, en el tercer piso de la droguería Yopal y desde ahí se vio el trasegar de Pablo Hernando y el desarrollo de una ciudad que parece no pararla nada.

Precisamente sobre eso, recordamos a Darwin hablándonos de Pablo Hernando y un poco frustrado, porque en su trabajo, quiso ganarse un dinero con él, para efectuarle algún tratamiento especializado, en un día que se pierde en el calendario.

El acudió a donde el odontólogo, por alguna consulta menor, cuando le hizo la revisión, Darwin quedó fue sorprendido de la dentadura tan bien cuidada y perfecta que el hombre que despedimos, tenía.

“No había nada que hacerle, dijo con resignación el Odontólogo Porras, que ya hoy también hace años que se marchó al más allá.

Allí en el edificio de la Droguería Yopal, don Pablito también le arrendó a una oficina al médico Emiro Sosa, que luego abandonó para dedicarse a ser alcalde de este municipio.

El también ya está en la eternidad y quedan sus recuerdos, de su labor por Casanare; pero también su paso, por el edificio de la famosa farmacia, de la que hoy, abandonado, solo quedan las añoranzas.

Ahí estuvo el médico Carlos del Corral y Eumelia Barón Caballero, con su empresa de bacteriología.

Pero en el edificio de la Droguería Yopal, también llegó la justicia contenciosa administrativa y por años, desde allí se decidió el futuro de muchas demandas, con personajes, como Jorge García Pedraza o Néstor Trujillo Gonzáles.

Pero también hubo profesionales de la oftalmología que también nos deja un recuerdo que mas adelante les contaremos.

Concejal, diputado y político  polémico

En la política Pablo Hernando fue concejal, cuando se sesionaba, en el sótano de lo que hoy es Capresoca y le escuchamos, serios debates, con Luis Germán Camargo, el hombre de La Mamona, sobre los problemas de la época, que si no estamos mal eran los del agua y el mal estado de las calles del pueblo.

Recordamos algún intento de entrevista que intentamos hacerle a Luis Germán, pero era tal la “emberracada”, que le dejó la discusión con Pablo Hernando en esa sesión, que la emprendió contra el periodista y mejor decidimos dejarlo quieto.

Él estuvo en dos periodos en el concejo de Yopal y en dos periodos, como diputado, según lo recuerda su familia.

Luego vino la elección de gobernador y en el movimiento Unidad Popular Liberal,  se sacó a Oscar Wilches Carreño, eran épocas en las que los nombres de Julio César Rodríguez Sanabria, José Rodolfo Pérez, Juan Rivera Parra y Pablo Hernando Rodríguez Páez otros eran los hombres del gobierno.

Parece que el único, que sigue vigente, con estos poderíos políticos, es el negro José Rodolfo, quien aún hoy se afirma que maneja los hilos del poder.

Después de que vino el apoteósico triunfo de Oscar Wilches, en la gobernación, derrotando a Alí de Jesús Dalel Barón y se había especulado, que, para la secretaría de salud, sería designado el Químico Farmaceuta Pablo Hernando Rodríguez, sin embargo, dicho nombramiento no se dio en ese tiempo.

Recordamos, que cuando lo veíamos en la calle a Pablo Hernando, siempre le indagábamos por su nombramiento y él nos respondía: “hay me tienen hermano, esperando”.

El finalmente llegó a la secretaría de salud, pero fue en otro gobierno, parece que fue con el médico Miguel Ángel Pérez, con quien llegó a esa anhelada posición y en verdad que cumplió una buena labor, pese a los pocos recursos que manejó.

Luego vino su llegada a la Asamblea, donde mostró su faceta política, en forma y al lado de José Miguel Cárdenas, Luz Marina González Valcárcel, Elvia Tila González, Augusto Albarracín, Carlos Julio Hernández Cristiano, entro otros, compartió, los fuertes debates, que se daban en diferentes temáticas; como lo recordó muy bien la abogada Marta Cárdenas en su cuenta de Facebook.

La duma en esos años laboraba en un segundo piso, de un edificio ubicado, por la calle 16 cerca al parque del Resurgimiento.

En una ocasión, llegamos corriendo, con grabadora, de las viejas, acuciosos en búsqueda de la información de la deliberación, subimos apresurados a conocer los detalles de la sesión y el recinto estaba copado de tanto “lagarto”, que hubo necesidad de que muchos les tocara ubicarse en el pasillo de acceso.

Cuando íbamos subiendo la escalera, nos encontramos con Oscar Agudelo Riveros, “ Coloreto”, o también le decían El Mono Agudelo, un hombre calmado y usualmente respetuoso de sus conciudadanos. Esa vez el hombre estaba que salía de los chiros, contra su colega José Miguel Cárdenas, porque el viejo Miguel, quien era presidente de la corporación le había, dicho que él no pertenecía al partido liberal.

La hubiera pasado muy mal, si el mono, no sale del recinto y se encuentra con nosotros, que lo calmamos y evitamos, que le propinara un puño, a Miguelito, en plena sesión.

Decimos que le hubiera ido muy mal, porque Oscar Agudelo había sido boxeador y deportista consumado.

El hombre, de Aquí es Miguel donde comimos los mejores almuerzos de Yopal, reposa en el lugar del no retorno, igual que su contrincante del momento, quien el Covid, no le dio tregua para estar hoy con nosotros en este mundo.

El lector, nos disculpará que mencionemos a otras personas, diferentes a quien hoy recordamos, por su partida reciente, pero es que, con Pablo Hernando, se va el recuerdo de unas vivencias, que aprovechamos, el momento, para plasmarlas con letras y que no queden en el olvido.

Pablo Hernando Rodríguez Páez, perteneció a una generación de Braulistas, que hoy lo recuerdan en todas sus facetas, creemos que Raúl Yeraldo Barón u otros de sus compañeros, pueden contar mejor, todas las que hizo en sus momentos de diversión.

Seguramente su gran amigo José Antonio Rosas, pueda relatar mejor la personalidad de un hombre que, como dice Marta Cárdenas, era parco en el trato, pero siempre respetuoso y amable.

Un hombre ilustrado y perfeccionista en sus acciones

Pablo Hernando fue un hombre ilustrado y estudioso, sus acciones públicas no fueron improvisadas y siempre se le veía el conocimiento que tenía, de los temas sociales, políticos y del acontecer diario de este país.

Se fue, a lo mejor, con el pesar de no poder ser alcalde de Yopal, cargo al que aspiró varias veces, pero los vericuetos, de la política, se lo impidieron.

Precisamente en uno de los debates públicos que se hacían pasando por el canal local de televisión, se le preguntó a Pablo Hernando como candidato a la alcaldía, que haría, con la famosa carrera 21, que estaba invadida por negocios, donde se ejercía la prostitución.

Por años esa era una de las principales, problemáticas que inclusive el General Saul Torres Mojica, que entendemos, también ya viajó, realizó cuando era comandante de policía, en Casanare realizó una reunión en el sitio y planteó algunas alternativas de solución .

Se hicieron muchas cosas, pero el oficio mas antiguo del mundo siguió allí, con la visita cotidiana, de Yopaleños, casanareños y turistas que buscaban divertirse y tener momentos de relax, en esta zona.

En medio de esta discusión, vino una respuesta de Pablo Hernando Rodríguez Páez, premonitoria y que hoy se cumplió a raja tabla: “ La solución al problema se da con crecimiento del comercio, que ya dentro de poco va a abarcar este sector”.

Dicho y hecho, hoy los jóvenes ni se dan cuenta, de que por allí en otras años, las féminas, abundaban con poca ropa y la música, ruidosa, sonaba en negocios con luces sicodélicas.

Pablo Hernando, don Pablito y la Droguería Yopal

Pablo Hernando Rodríguez Páez, con su tempranera partida, devuelve la mirada a lo que fue la Droguería Yopal.

Allí llegaron los casanareños a recibir la atención de un padre de la salud, del departamento: Don Pablito Rodríguez.

El queda para la historia de Casanare y cada quien tendrá su recuerdo de un hombre bueno, que le sirvió desinteresadamente a los mas pobres.

Uno de los “hijos” de don Pablito fue mi hermano, Darwin por años tuvo su consultorio en el tercer piso de la droguería Yopal y llevó las oficinas de la Cruz Roja en el cuarto.

Allí gestó el impulso de esta entidad en Casanare, pero también impulsó sus juergas, con cerveza y otros licores al lado del “sinvergüenza” del Henry Galvis.

Don Pablito con su nobleza, le pasó por alto, estas diversiones y también, no le cobró mucho tiempo de arriendo, del consultorio odontológico.

Esa deuda quedó así, quien sabe si en la presencia de Dios, don Pablito o Pablo Hernando ahora, le recuerden el tema a mi apreciado Darwin.

Pablo Hernando fue un hombre de mujeres, dos esposas, Rosalba Múnera y Nancy Méndez; Tres hijas Catherine Rodríguez, Adriana Sofía Rodríguez y  María Paula Rodríguez Múnera y con su carcajada explosiva, se llevó sus andanzas, que, en el campo del amor, la vida le prodigó.

Pablo Hernando y la Droguería Yopal, son testigos de la llegada a Casanare, de los hermanos Ruiz, entre ellos el hoy alcalde Marco Tulio, quien laboró en este establecimiento.

Conociendo los temperamentos, de Marcos y Pablo, quien sabe si se entendieron sobre la forma de llevar la vida.

Nos quedan tres recuerdos de Pablo Hernando y uno el edificio la Droguería Yopal:

El primero, el del edificio; Una mañana subíamos acelerados, como cosa rara, llegando de Maní, rumbo al consultorio de Darwin, pero esta vez hubo necesidad, de detenernos en el segundo piso, porque en uno de los escritorios de la sala de espera, del consultorio oftalmológico había un recién nacido y una carta.

Salió la profesional que laboraba en este piso y nos contó que el bebé había sido abandonado, por su madre y en la carta decía, que no tenía como mantenerlo, que se lo dejaba a una mujer, que lo cuidara con amor.

Ella adoptó a este niño y hoy no sabemos, que pasó, con esta persona, que ya debe ser un profesional con méritos.

El primer recuerdo restante de Pablo Hernando, fueron las discusiones que tuvimos con Rosalba Múnera, en la esquina de La Voz de Yopal, que nos decía que ganaba las elecciones y nosotros con la experiencia de cubrir comicios de alcaldía, sabíamos, que no era el favorito.

El segundo: Cuando ejerció de director del Corpes de la  Orinoquia, hubo una reunión a la cual él fue en Bogotá y también fueron invitados, varios periodistas de Casanare, entre ellos el genial Jaime Lasprilla Chaparro.

Como al final de la actividad que era en una entidad del Norte de la capital, no dieron merienda, los periodistas y Pablo Hernando nos quedamos con la panza vacía, por lo que  el director del Corpes, invitó al Restaurante Casa vieja ubicado, frente al hotel Tequendama, por la carrera séptima.

Cómo había pocos vehículos para transportar a los invitados, don Jaime Lasprilla, el hombre del Nuevo Casanare, periódico pionero del periodismo escrito en la Orinoquia,  ofreció su servicio en su vehículo, pero nadie se le subió, porque pensaban que los iba a dejar tirados en el camino; nada de eso ocurrió, el llegó primero al restaurante.

Allí el mesero atendió y ofreció los suculentos platos de la gastronomía, colombiana, en tan bonito lugar.

Don Jaime fue el primero en pedir y luego de despojarse de sus prótesis dentales comenzó a engullir el pollo que le sirvieron, de una forma tan cómica, que aún este instante reposa en la memoria.

Luego se dedicó agradecerle a Pablo Hernando por la invitación y a pedirle de frente pauta para el periódico.

El fue muy frentero, le recordó que él había llegado hacía muchos primero con el periodismo a Casanare y seguía, sin que le faltara una letra para servirle al departamento. Le dijo que don Pablito, logró pauta de la Droguería Yopal, pero no del destacado hijo director del Corpes.

Todo terminó con esa sonora carcajada típica de Pablo Hernando y seguramente, con la cantaleta de don Jaime debió darle media página para bajarle los sumos.

El tercer recuerdo, sucedió en Sogamoso, en el Hotel Tobacá, por el matrimonio de doña Celina y don Danier. Se habían repartido las tarjetas de invitación con anticipación, para la boda un primero de julio, de hace 25 años.

Recibimos una llamada, desde El Tobacá de parte de Pablo Hernando, con Rosalba Múnera, que había viajado a Sogamoso, para participar del matrimonio, pero lo triste es que faltaban 8 días, para que esta “azaña” se diera.

Tuvo todo el interés de participar en este festejo, pero un error, aceleró su viaje. De todas maneras, compartimos y nos permitió conocer mas a un Pablo Hernando dicharachero y menos serio, del que usualmente mostraba.

Adiós Pablo Hernando Rodríguez Páez gracias por permitirnos compartir en muchos momentos, por lo que le aportó desde su trabajo al departamento y lo que sus padres le aportaron al desarrollo de esta región.

A toda su familia, que el creador les de la tranquilidad, para afrontar este momento, que nos llega a todos, pero que es difícil de aceptar.

Paz en su tumba y Dios lo acoja en su seno.

Leído 👁️ 2051 vistas Veces Última modificación el: Domingo, 28 Septiembre 2025 13:24

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