Las plenarias del Senado y la Cámara de Representantes discutieron y votaron simultáneamente hasta la medianoche el segundo debate de la reforma tributaria. La ponencia que se presentó -y se aprobó en Senado y se seguirá discutiendo hoy en Cámara- tuvo pocas modificaciones en comparación a la primera, y su recaudo solo bajó de 21,5 billones de pesos a 20 billones, según estimaciones preliminares.
El Ministerio de Hacienda y los ponentes de la coalición de Gobierno lograron mantener esa cifra de recaudo porque cedieron poco en los grandes puntos, como el impuesto a los hidrocarburos, en parte gracias al contentillo que les dieron en artículos claves a los partidos tradicionales y en modificaciones de forma en artículos menores.
La columna vertebral de la reforma tributaria de Petro son los impuestos que se le pusieron a las empresas petroleras, mineras y de energía. En la ponencia que quedó aprobada en primer debate, 11 billones de pesos de lo que aspiran recaudar salen de los impuestos a estos sectores.
En las discusiones de estas semanas, el Gobierno hizo un pequeño ajuste en la sobretasa que se le puso al sector. Esta vez, la sobretasa del sector dependerá de los precios internacionales del petróleo y según eso se define si paga o no ese impuesto extra. En cuanto a la no deducibilidad de las regalías, que es uno de los principales pedidos de los congresistas y empresarios, Petro no cedió y solo hizo un cambio en la fórmula como calculan el monto de regalías cuando son en especie, o sea que en vez de girar plata, le dan al Gobierno un barril de petróleo, por ejemplo.
En la ponencia que se votó anoche se sumaron nuevas gabelas para suavizar el impuesto a las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados. Por un lado, se excluyeron algunos productos ultraprocesados como el pan, el arequipe, la miel, las obleas y unos lácteos, como lo pidieron los partidos Conservador, La U y el Liberal, que son de la coalición.
También se aplazó la entrada en vigencia del impuesto a las bebidas azucaras para julio de 2023 y de alimentos ultraprocesados hasta septiembre de 2023. Según cálculos preliminares del Minhacienda, esos cambios le costarán unos 750.000 millones de pesos al Gobierno en el recaudo de 2023.
En este pulso, además, ganaron los grandes productores de gaseosas y bebidas azucaradas, con un balance a favor de Postobón, que logró subir el umbral desde el cual se calcula cuánto se le cobra de impuesto a esos productos en función de la cantidad de azúcar.
“Por encima del ruido de esta plenaria, quiero recordarles por qué Jesucristo echó a los fariseos del templo” dijo en medio de gritos Clara López, quien invitó a eliminar ese impuesto despertando algarabía entre congresistas religiosos de derecha, y empezó a reír. Ganó en la única votación en la que ella estuvo contra el Gobierno, y que fue la única que perdió el Ejecutivo.
Una mayoría de 59 senadores, que venció a 19 que buscaron mantener el artículo, recordó que el fervor religioso traspasa fronteras partidistas. “Votamos por la libertad de cultos. Dios está en el preámbulo de la Constitución y yo sigo defendiendo las Iglesias”, dijo el liberal Alejandro Carlos Chacón.
Poco después de las 10.30 de la noche, tras más de 10 horas de discusión, David Racero anunció que la Cámara de Representantes levantaba la sesión para continuar el debate este jueves en una sesión citada a las 8 de la mañana. Había aprobado más de 80 artículos, pues solo deja pendiente el petróleo.