A nivel mundial, se producen más de 2.100 millones de toneladas de basura cada año, una cifra en la que Colombia aporta 12 millones de desechos, lo suficiente para llenar 4.500 piscinas olímpicas, de las cuales solo el 17% logra ser reciclada.

En la cadena de aprovechamiento de estos desechos, los recuperadores son el eslabón más importante, pero a su vez, su trabajo es el menos reconocido social y económicamente. Sumado a esto, la pandemia por el Covid19 también los ha golpeado y ha provocado que mermen los ingresos para sostener a sus familias.  

Muchos los hemos visto con un costal al hombro o rodando en sus carrozas por toda la ciudad sin que importe el inclemente sol, el frío o lluvia. Muchas de estas personas que se levantan de magrugada y trabajan hasta altas horas de la noche, son mayores de 70 años, muchas son madres y cabeza de hogar. Generalmente pertenecen a comunidades vulnerables y por eso son reconocidos por la Corte Constitucional de Colombia como sujetos de especial protección.

Tras ese aspecto que algunos consideran desaliñado, está un trabajo importante para el ambiente y un ser humano que ha escogido este oficio para subsistir.

Inservibles para la sociedad productiva

Manuel Cañaberal tiene 51 años y responde por tres personas en su casa, producto de los residuos sólidos que recupera durante el día y los cuales venden en una de las Estaciones de Clasificación y Aprovechamiento (ECA) ubicadas en Yopal.

"Anteriormente uno podía recoger unos 100 a 140 kilos de material, dependiendo del día, pero ahora por la emergencia sanitaria se recogen 60 o 70 kilos", cuenta Manuel.

Pese al temor de poder encontrar el Coronavirus en una de las bolsas con las que tienen contacto a diario, Manuel relata que salir a trabajar es una necesidad que no da espera y que dificilmente pueda dedicarse a otra labor. "Pues si tenemos miedo, ¿pero si no sabemos hacer nada más? O de pronto si sabemos, pero no hay oportunidades.  Por ejemplo en mi caso, que tengo cinco cirugías y perdida de mi ojo derecho, ya soy una persona desechable para la comunidad productiva".

"Sí hay para lo uno, no hay para lo otro"

Para Liborio Bravo, otro recuperador de oficio de los más de 200 que hay en la capital de Casanare, gastar lo recolectado por la venta de los desechos se convierte en una toma de decisiones diaria, pues debe elegir entre comer o reunir para pagar el arriendo.

"En el día se recogen por ahí 4.000 a 5.000 pesos, los que se distribuyen en lo que se pueda, comprar una libra de arroz o lo que se alcance, o pagar el arriendo", dice Liborio.

Por su parte, Joel Carrera, quien desde los siete años recupera llantas y las covierte en herramientras para fincas y agricultura,  agrega que la situación por el aislamineto obligatorio no solo ha perjudicado el trabajo con el que viven las cuatro familias que se benefician de este oficio, sino que han tenido que lidiar con alzas en los servicios públicos. 

Buscando dignificar el oficio

Hasta el año pasado, en la Super Servicios habían registradas cerca de 300 organizaciones con 30.000 recuperadores agremiados.

Gracias a la labor de los recuperadores, buena parte de estos desechos logran ser reutilizados y evitan ser vertidos en rellenos sanitarios, los cuales tienen proyecciones de pocos años de vida útil.

Sin embargo, pese a desarrollar un papel fundamental en el reutilizamiento de estos desechos y al descongestión de los rellenos sanitarios, la labor del recuperador no ha sido dignificada.

Adalberto Luque, presidente de la Asociación de Recuperadores de Yopal ARY, dice que además de las afectaciones por la emergencia sanitaria y la disminución de materiales para reciclar, desde hace tiempo han estado maniatados por la falta de implementación del Plan de Gestión de Residuos Sólidos PGIR. También se hace dificil con la falta de conciencia de los ciudadanos, por no reciclar desde la fuente.

A diferencia de la recolección de basura hecha por las empresas de recolección, donde se pueden tomar precauciones, en la recolección de reciclables las medidas de prevención son más complicadas, debido a que los recuperadores deben hacer separación del material y entran en contacto directo con desechos que podrían estar contaminados, sobretodo en esta epoca de Coronavirus.

 

El Covid19 acecha

"Gracias a la Alcaldía de Yopal y la Gobernación de Casanare, se han realizado más de 160 pruebas rápidas a igual número de recuperadores de oficio de la capital casanareña. Ya no han llegado los resultados de la primeras 60, donde todas salieron negativas y estamos a la espera de las demás, donde confiamos en que todas sean negativas, para que ellos y la ciudadanía tengan seguridad de que están protegidos ante el coronavirus.

 

Nosotros como asociación también los hemos dotado de guantes, tapabocas y chalecos, y les hemos pedido que tengan una botella con agua y jabón para lavarse las manos constantemente. Adicionalmente, a los mayores de 70 años, que son cerca de 30 recuperados que por disposicón del gobierno deben quedarse en casa, les estamos ayudando con mercados y un aporte cada ciertos días", expresó Luque, quien agregó que ante la necesidad, muchos de los recuperadores han tenido que seguir buscando el sustento.

Uno de ellos es Jacinto Carreño, quien recicla junto a su hijo y quien sostiene su casa con lo que recoje en la basura. "Toca salir a trabajar porque hay que llevarle la comida a los hijos y la mujer. Se le tiene miedo al Covid pero esto es lo unico que hay para hacer", dijo.

Entretanto, Candelaria Coronado, propietaria de una de las Estaciones de Clasificación y Aprovechamiento que hay en Yopal, cuenta que también han tenido que adoptar medidas, como controlar el aforo de los recuperadores que ingresan a vender lo que recolectar en el día. "También tenemos gel antibacterial y alcohol a la entrada. Colocamos la demarcación cada dos metros y tenemos una cinta para que no se pase hasta determinado lugar", relata Candelaria.

S.O.S.

El llamado de los recuperadores, es que a pesar de los dificultosos tiempos de pandemia, dejen de ser estigamatizados y se pueda ayudar desde los hogares a clasificar los desechos, para que se expongan menos ante el Coronavirus.

Se busca que los recicladores tengan una labor digna, en la cual los ciudadanos valoren lo que ellos hacen y tengan condiciones suficientes para ejercer su labor, desde la protección de sus derechos, hasta el trato que se les da. Muchos consideran que hay un gran estigma contra esta comunidad. "No saben que son recuperadores ambientales. Son personas que viven de una economía informal y que no tienen las suficientes garantías”, explicó Luque.

También se piden más pruebas rápidas para estar monitoreando los posibles contagios de esta población en alto riesgo.

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Publicado en CN

La presencia inusual de algunas especies de fauna silvestre se ha reportado con mayor frecuencia en áreas urbanas de Aguazul y otros municipios de Casanare, durante el tiempo de cuarentena por la pandemia del Covid-19.

Una babilla, un venado, un puercoespín, güios, osos hormigueros y morrocoys hacen parte de los animales que el Cuerpo de Bomberos de Aguazul ha debido capturar y, posteriormente, liberar en sitios seguros para su conservación, para evitar que corran el riesgo de ser atacados o puedan llegar a atacar si se ven amenazados, indicó el teniente Jhon Jairo Manosalva, comandante del organismo de socorro en el Municipio.

“En el mes hemos atendido ocho casos de especies silvestres que la comunidad nos reportó se encontraban deambulando por los barrios; aplicamos el protocolo establecido y se hizo el procedimiento para generar la seguridad y confort de cada especie en su hábitat”, agregó.

El teniente Manosalva dijo que varias de estas situaciones han llamado la atención, por tratarse de especies no comunes en zonas pobladas, “hace unos días capturamos un güio de aproximadamente 1.20 metros, iniciando abril, una babilla también de alrededor de metro y medio que fue liberada en la laguna de la vereda La Graciela, y hace un poco más de un mes, un venado, especie que es de sabana adentro o del cerro pero que estaba en el casco urbano”, puntualizó.

Subrayó que, “antes no se habían presentado casos con babillas y la comunidad del sector estaba un poco preocupada, ni con venados, estas situaciones no son comunes y quizás se dan debido a la tranquilidad por la cuarentena que estamos viviendo, por ello los animales buscan estos espacios”.

"En la medida en que el aislamiento, de alguna manera, ha resultado favorable para el medio ambiente, en términos de reducir la contaminación, menor presencia de vehículos, los animales tal vez se sienten un poco más libres y con menor presión, pues en últimas, estos terrenos en Casanare desde hace muchos años eran el hábitat de ellos”, argumentó.

Especificó que Aguazul ha presentado un alto índice de estos eventos, no tan común en otros sectores, quizá por la geografía de cerro y sabana con la que cuenta.

El líder de Bomberos en Aguazul reconoció que prestan este servicio por la importancia que representa para el cuidado y la protección tanto de los animales como de las personas, pues, aunque no son la autoridad competente, tienen el personal capacitado para atender estos casos, y en el municipio no existe ninguna otra entidad que realice ese tipo de procedimientos.

Ellos cuentan con Sistema de Salud y Seguridad en el Trabajo, el cual aplican en la captura y rescate de animales, dependiendo la especie y garantizando la seguridad del animal y de los bomberos. Tras realizar el procedimiento, reportan a las autoridades: Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo y, si la situación lo amerita, a Corporinoquia, entidad a  la cual le entregaron el venado, por ejemplo.

¿Qué pasará cuándo vuelva la normalidad?

El llamado es a seguir adquiriendo conciencia de respeto y protección de la fauna. “Hoy, en algunos sectores el hábitat se presta, puede ser recurrente la presencia de diversas especies, y el impacto va a ser paulatino, por ello existe también la preocupación de que con la terminación de este proceso pueda también haber un impacto negativo, porque los animalitos en casi dos meses han sentido la tranquilidad de deambular por el casco urbano, y  porque todavía hay personas que no tienen conciencia de la conservación y protección de nuestros animales, que cazan, que para la piel, para el consumo”, señaló el teniente Manosalva.

De la misma manera, Laura Miranda, directora de la Fundación Cunaguaro, organización ambiental enfocada hacia la conservación y valoración de los recursos naturales, comentó que “la fauna tiene ciertos niveles de tolerancia a la presencia antrópica, y, ahora, en algunos lugares del mundo, al ver que hay poca gente, poco ruido, poco movimiento de vehículos, los animales se sienten más seguros en salir y explorar, circular, por sitios que realmente eran de ellos”.

Resaltó que, algunas personas interesadas en el tema han creado en las redes sociales, Instagram y Facebook, un espacio denominado “Anima Fauna” donde registran y difunden actividad animal y cambios en el paisaje durante la cuarentena, donde es posible evidenciar este fenómeno generado tal vez por menor presión y afectación a la fauna.

También, manifestó su preocupación por el después, “en este momento ellos están tranquilos ante la descontaminación de muchos sectores y la disminución de la presión de la gente que caza, sin embargo, se pueden ver aún más afectados cuando la gente se abalance nuevamente a hacer mil cosas; por ejemplo, en la bahía de Cartagena ya se están viendo delfines, pero cuando se renueven las actividades ¿se verán obligados a irse otra vez?

Finalmente, compartió que durante la cuarentena ha estado ‘Pajareando’, en el marco de la iniciativa Global Big Day (Día mundial dedicado a la observación de aves), y en su casa en zona céntrica de Yopal junto a un parque, ha visto alrededor de 30 especies de pájaros, que “tal vez también llegaban allí antes, pero con el ruido, el estrés y la poca atención que le prestábamos a la naturaleza, no era tan fácil verlas”.

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