En medio de recitales de poesías, cantos, contrapunteos, improvisaciones de versos, expresiones propias del folclor llanero, que homenajeaban las vivencias de los casanareños, y que motivaban las sonrisas de los asistentes, resaltaban rostros que expresaban cierta reciedumbre, entre esos el de Nohemí Sanabria, quien vestía un sombrero conuquero y lucía, en su mejilla, la pintura de una bandera de Colombia junto con una lágrima. A su lado exhibía con satisfacción un cuadro al que ella bautizó: “El alma de las víctimas”, una obra artística hecha con sus manos, que hacía alusión a ese Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas.

Era el 9 de abril, en la Plazuela del centro comercial Alcaraván, en Yopal. Y Nohemí asistía con el fin de dar voz con su arte a las más de 74.000 víctimas el departamento de Casanare, según el Registro Único de Víctimas (RUV).

Pintada y elaborada con técnicas que se detallan en la pintura libre, la escultura y el relieve, “El alma de las víctimas” transmitía caos y esperanza al mismo tiempo. 

En el centro de dicha obra, llama la atención la silueta de una mujer con una lágrima en su mejilla, la misma que Nohemí tenía pintada en su rostro. Una imagen que refleja a la mujer en el conflicto y su resiliencia.

Detrás de la gran sonrisa y de la voz entusiasta de Nohemí se escondían recuerdos oscuros del conflicto, protagonizados por autodefensas y guerrillas, y que dejaron solo tristeza y dolor hace más de 20 años. Entre esas imágenes del pasado, Nohemí no olvida las circunstancias del conflicto en que perdió a su papá, un llanero de corazón noble, de quien conserva una foto en la que se resalta su estampa llanera.

En ese aciago día, tuvo que caminar durante horas campo adentro en busca de su padre, impulsada por el rumor de que algo le había pasado. Ya cansada, pero sin perder la esperanza, en la distancia divisó al caballo blanco que le era leal a su padre, y al acercarse encontró su cuerpo ya sin vida.

El rumor le había llegado la noche anterior. “Busqué lazo, formol y sábanas para madrugar a irme por caminos de herradura, bosques y piedras, que no me impidieron traerlo al lomo del caballo blanco que solo Marcos Sanabria montaba”.

Con la mirada en la foto, la artista recordó que, para encontrar el cuerpo de su padre, estuvo sola y no contó con la colaboración de los vecinos porque, según se enteró unos meses después, “la guerrilla estaba observando desde lejos y todo ellos tenían miedo”. 

Pero no fue la única tristeza que enfrentó. Teniendo a sus dos hijos pequeños, fue desplazada de su finca y por poco pierde a uno de ellos, quien fue parte de los centenares de niños y jóvenes usados por los grupos en la guerra.  

Por esa razón, para evitar que su otro hijo corriera con la misma suerte, tuvo que separarse de él y de su esposo, quienes salieron del pueblo por seguridad; mientras que ella decidió quedarse a buscar respuestas y rastrear el paradero del hijo que le había sido raptado con apenas 12 años de edad.

Nohemí es una de las personas que sufrió por desplazamiento forzado (58.834), homicidio (14.806) y reclutamiento de menores (204) en el Casanare. Tauramena por su parte tiene 5.038 víctimas del conflicto, de las cuales 4.255 son por desplazamiento; 836 por homicidio y 14 por reclutamiento forzado de menores.

Fue a raíz de esta situación que entendió que debía hacerse visible y por eso se postuló al concejo municipal. Salió elegida y ejerció como la única mujer. Así pudo conocer más de cerca las dolencias del desplazamiento y la desaparición forzada.

Por eso, en el 2004, tomó la vocería junto con otros 17 taurameneros para rechazar los abusos y ayudar a las familias que, por esas fechas, fueron desplazadas en el sur de su municipio. Por esa iniciativa se desencadenó una persecución contra ese grupo de voluntarios que casi le cuesta la vida.

La recompensa de sus buenas acciones vino tres años después cuando, por fin, pudo rescatar a su hijo, quien fue devuelto a la libertad después de muchas súplicas.

Superado ese tiempo de angustias, madre e hijo unieron experiencias para ser los mensajeros entre otros jóvenes reclutados y sus familias. 

El alma valiente de Nohemí sigue intacta. Por eso nunca se fue de su pueblo; al contrario, tomó la decisión de quedarse para dejar atrás el pasado y seguir adelante con su vida.

En Tauramena, la madre de familia convive con la artista, la líder social, la emprendedora y la soñadora. Su casa está a un lado de la manga de coleo del pueblo, y desde allí atiende un reconocido restaurante que se caracteriza por su buena atención, en el que exhibe sus obras. 

Dicen que el lugar parece un pequeño museo, porque está rodeado de la magia autóctona que se conserva en la cultura del arpa, el cuatro y las maracas.

Su sensibilidad artística es un don que descubrió por sí sola y que fue perfeccionando con el pasar de los años. Muchas de sus obras son compradas por curiosos del arte; otras permanecen en su propia casa.

“Lo que para los demás es leña, para mi es una obra de arte para el servicio del hogar o el restaurante”, afirma.

Ahora, su lucha es por un concepto de vida y del progreso que les permita a las víctimas abandonar ese abismo desolado en que los sumió el conflicto, premisa es la que le ha ayudado a alcanzar esas metas que hoy la hacen una persona distinta.

Nohemí hace parte de la Mesa Municipal de Participación de Víctimas en Tauramena, espacio de incidencia en el que está segura de que podrá transmitir su mensaje de superación de vida a otras víctimas, para que, así como ella persista y unidas construyan un mejor futuro.

Por Deisy María Tibidor.

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Albeiro Márquez, taxista de Yopal, denunció un intento de extorsión bajo la modalidad de falso servicio cuando una persona quien lo llamó se hizo pasar por ingeniero del sector petrolero, solicitando un servicio a la vereda Marroquín del corregimiento El Morro donde debía recoger a su familia y trasladarla hacia aeropuerto El Alcaraván.

Contó el taxista que por este servicio pidió 55 mil pesos, precio que aceptó sin problema el falso ingeniero, por lo que inició su marcha hacia Marroquín, pero ya cuando llegaba al sitio le dijeron que debía continuar más adelante porque se habían trasladado de sector, en el transcurso de ese trayecto empezó a recibir llamadas intimidantes, y al mismo tiempo llamaban a su esposa exigiéndole 12 millones de pesos para dejarlo libre. También llamaron a la propietaria del taxi. 

“Era una zozobra porque me amenazaban de atentar contra mi familia de no ceder a la extorsión. Me decían que dejara el teléfono donde lo pudieran ver, que pusiera las manos sobre el volante, que si se me acercaba una moto dijera que estaba esperando al jefe Marcos González, de las disidencias de las Farc, era como si me estuvieran vigilando, y uno al escuchar eso le pasan miles de cosas por la cabeza”, afirmó el taxista.  

Albeiro Márquez, conocido en Yopal como “Gavilán“ dijo que luego de durar tres horas en el taxi, hizo una oración y decidió devolverse, ya cuando descendía le entró una llamada, y en medio de su desesperación contestò, para su suerte era un capitán del Gaula Militar, quien le dijo que no se preocupara, que la vía estaba libre, que era una extorsión y que el Ejército lo estaba esperando.  

Al llegar al corregimiento El Morro, relatò que efectivamente se encontró con el Ejercito Nacional, tal y como se lo había indicado el capitán, mientras que su esposa y su hermano se encontraban en el Gaula, sitio hasta donde llegó para reencontrase con su familia.

Albeiro señaló que después de este difícil momento se quedó sin trabajo porque su jefe le pidió el carro. A su vez contó que el Gaula le informó que esta llamada extorsiva la realzaron de la cárcel La Guafilla de Yopal.

 

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Ayer una madre de familia fue víctima de un ladrón quien la abordó a la salida de la sede Simón Bolívar del colegio Braulio González, donde su hijo estudia, y le hurtó su bolso con todas las pertenencias, entre ellas unas prendas de vestir que tenía pendientes de entregar a domicilio, dinero en efectivo, facturas de su establecimiento comercial, medicamentos, y sus documentos personales.

Mayerly Laverde, dijo que ella dejó a su hijo en la puerta del colegio mientras corría la moto porque había charcos por el aguacero que se había presentado, en ese instante fue abordada por el delincuente, quien la amenazó con un arma cortopunzante y la obligó a entregarle el bolso, huyendo del lugar.

Contó que a la hora del hurto ya no había padres de familia, y que la falta de vigilante en la Institución Educativa facilitó al delincuente cometer el hurto. “En ese momento no tuve a quien pedirle ayuda, yo solo corrí a buscar a mi hijo, pero alcancé a evidenciar que esta persona era alta, tenía camisa roja, y tapabocas”, precisó.

“Gracias a Dios mi hijo estaba lejos y no se dio cuenta, porque la moto estaba retirada, mi reacción fue entregar el bolso y salir corriendo para donde el niño”, dijo Mayerly, quien solicitó a quien encuentre sus documentos contactarla ya que son de suma importancia para ella.

Foto de referencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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En horas de la mañana de este domingo, Diana Carolina Sierra, fue víctima de un hecho delincuencial, donde ladrones motorizados le robaron la módica suma de 5 millones de pesos, que acababa de pedir prestado para iniciar un emprendimiento con el fin de cubrir los gastos de un tratamiento en la ciudad de Bogotá.

La mujer se movilizaba en una motocicleta cuando fue interceptada por uno de los delincuentes quien le arrebató el bolso donde llevaba el dinero, celular y otros objetos, en la calle 30 con carrera 18 en el barrio 20 de Julio.

La mujer desconsolada contó que, pese a que había gente y pidió auxilio, nadie quiso ayudarla. “La gente no ayuda, yo les decía que me ayudaran y nadie hizo nada”, dijo.

Diana Carolina Sierra, quien padece cáncer relató que el dinero era producto de un préstamo que había hecho, con el cual iniciaría a trabajar, buscando que las ganancias le alcanzaran para cubrir los gastos de viajes que debe realizar a la ciudad de Bogotá, para cumplir las citas de los procedimientos oncológicos.

Tras el episodio, inescrupulosos empezaron a solicitar dinero por redes sociales a nombre de la víctima, con el fin de sacar provecho  del dolor de esta familia que fue asaltada por los delincuentes en la capital casanareña.

“Solicito a las personas que puedan y quieran ayudarnos, hacer su aporte solo a través de Nequi al número 3108982344 con el fin de evitar que sean vìctimas de delincuentes”, precisó Ingrid Carolina Granados.

 

 

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Un nuevo caso de sicariato se registró en Maní. Esta vez la victima identificada como Gustavo Adolfo Castañeda Araque, de 36 años de edad, oriundo de Neiva, fue baleado cuando salìa de una licorera en zona céntrica de esta localidad.

Versiones preliminares indican que sujetos en motocicleta le dispararon a quemarropa, dejándolo gravemente herido. Rápidamente fue auxiliado y llevado al centro de salud, pero lamentablemente llegó sin signos vitales.

Castañeda Araque, quien residía en el barrio La Esperanza de esta localidad, fue impactado en dos oportunidades, a la altura del cuello y en uno de sus ojos. 

Sobre los homicidas se conoció que emprendieron la huida con rumbo desconocido, mientras que las autoridades informaron que adelantan las pesquisas para determinar móviles y autores.

 

 

 

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Ciudadana que retiró 15 millones de pesos el pasado viernes de una entidad bancaria fue víctima de fleteo ante la mirada atónita de los ciudadanos, que nada hicieron para ayudarla. Según el coronel José Rafael Miranda, comandante de la Policía Casanare, la mujer no aceptó acompañamiento de la policía, sino que decidió salir con esa gran suma de dinero del banco dando la oportunidad a los delincuentes para cometer el ilícito.

“Estamos averiguando porque este tipo de situaciones no es normal, más cuando se tiene esa cantidad de dinero, estamos verificando que fue lo que realmente ocurrió al interior del banco”, dijo el coronel Miranda.

En videos que circulan en redes sociales se puede observar el momento en que el delincuente sigue a la víctima, y ya cuando va a ingresar al lugar para donde se dirigía, en la calle 21 entre carreras 8 y 9, el delincuente le rapa el dinero, y emprende la huida en la moto de un cómplice que lo esperaba metros más adelante. 

Frente a los autores de este hecho delictivo, el coronel José Rafael Miranda, comandante de la Policía Casanare, coronel José Rafael Miranda, dijo que por el tapabocas se hace más difícil la identificación de las personas, sin embargo, señaló que han logrado obtener videos como material probatorio para aportar a la Fiscalía, y que están seguros que van a entregar buenos resultados.

Un dato curioso que entregó el coronel Miranda, es que nunca hubo una sola llamada al 123 informando sobre la situación, pese a que por el sitio del fleteo se movilizaban tres motociclistas y un taxista, quienes se detuvieron, pero a mirar, porque ninguno reportó el hecho. “Muchas veces sacan el celular para grabar, pero no para llamar a las autoridades, y así es bastante complicada la reacción de las patrullas”, indicó.

 

 

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Como Yamelis Campo Pérez, de 53 años de edad, fue identificada la docente asesinada con arma blanca, en un posible caso de intolerancia registrado en el barrio Palmar del municipio de Paz de Ariporo.

Cuando las unidades de la policía acudieron al lugar para atender el caso encontraron a la víctima con signos vitales. La mujer fue trasladada al hospital de Paz de Ariporo, sin embargo, luego reportaron su fallecimiento desde el centro asistencial.

Sobre el presunto agresor, se conoció que residía en la misma vivienda de la víctima, y se trataría de una persona en condición de discapacidad, tal como según las autoridades, alcanzó a relatar la víctima, quien señaló que, una persona conocida como "El mudo" la había apuñalado".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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“Sociópata, igual que lo que quiere hacer Diego Barrera con mi mamá”. Esta fue la lapidaria frase de Edwin Barrera, gerente del Hospital Local de Yopal, a propósito de la noticia en la que el tristemente famoso Jhonier Leal confesó haber asesinado a su mamá, Marleny Hernández y hermano, Mauricio Leal, el pasado 18 de enero, y que él relaciona con el drama de violencia intrafamiliar que padece su señora madre Nubia Cecilia Rodríguez Estupiñán con uno de sus hijos y que la hace temer ser víctima de un feminicidio.

Nubia, una mujer de 70 años, con algunos achaques de salud, narró que esta problemática se remonta a hace cerca de 13 años, durante los cuales en forma silenciosa soportó el maltrato, insulto, grosería, humillación y agresión sicológica y verbal de parte de Diego Fernando Barrera, su hijo menor que ya cuenta con 34 años de edad.

Explicó que para evitar un conflicto entre él y sus dos hermanos, Edwin y Alexander, quienes ya no vivían con ella, prefirió callar los constantes atropellos los que iniciaron cuando su hijo retornó a su casa luego de haberse ido a vivir a Trinidad, municipio donde los hermanos y Nubia, lo apoyaron económicamente con el emprendimiento de un café internet.

Comenzaron los conflictos

En ese municipio Diego comenzó a tener problemas con la novia y la suegra, quien se opuso a la relación considerando, entre otras cosas, que la chica era menor de edad. Él reaccionó a esas situaciones con un intento de suicidio.  Al conocer de esta situación, Nubia fue a buscarlo para que regresara a Paz de Ariporo, ayudándolo en el montaje del café internet en un local que dispuso para ello. Finalmente, Diego terminó viviendo en la casa, con su novia, Ana Yesenia Niño, entre 2008 y 2010. Es ahí donde se evidencian los primeros encontronazos, gritos, insultos, maltratos y amenazas.

Nubia relata que Diego Fernando agredía y maltrataba a la pareja, quien recurría a ella para que la defendiera. Las dos terminaban en su habitación, encerradas con cerrojo para protegerse de la violencia del energúmeno sujeto. En juicio o en estado de embriaguez era muy agresivo, con las dos, enfatiza. Tanto que cuando lo veían iracundo se encerraban en la habitación con comida y un balde para hacer las necesidades, mientras a él se le pasaba el malgenio o se iba.

Por su parte Yesenia, en una declaración extra juicio, relata, que en varias oportunidades Diego agredió a Nubia, situación de la que ella fue testigo mientras vivió en Paz de Ariporo. Incluso contó que, en alguna oportunidad, casi le da una cachetada a su propia madre, que terminó recibiendo ella al intervenir. También refirió que en varias oportunidades debieron resguardarse en la habitación de Nubia para protegerse de él porque intentaba meterse a la fuerza golpeando la puerta, rompiendo los vidrios, gritando palabras groseras y ofensivas, diciéndoles perras, vagabundas y putas, entre otros improperios.

Yesenia no aguantó más ultrajes y terminó yéndose. Reveló que el hombre le tiraba y quemaba la ropa, le botaba los libros de estudio al tanque de agua, hackeaba el celular, la perseguía, acosaba, amenazaba de muerte si esta lo llegaba a dejar. Aunque intentó denunciarlo en dos ocasiones no logró que la atendieran en la comisaría de familia de Paz de Ariporo. Sin embargo por fin se pudo librar de él, trasladándose a otro municipio, aunque esto le representó que Diego nunca respondiera por la manutención de su hija. Actualmente lo tiene demandado ante la Casa de la Justicia en Yopal.

 El vía crucis de Nubia

Nubia durante los siguientes años siguió soportando los malos tratos de su hijo Diego, pero el pasado 4 de diciembre de 2020, no toleró más sus abusos y agresividad y sintió temor de perder la vida a manos de su propio retoño, y ser víctima de un feminicidio. Decidió huir de su casa en Paz de Ariporo para refugiarse donde su otro hijo, Edwin Barrera, en Yopal. Recordó que años atrás, en 2001, le tocó también exiliarse ante el acoso, extorsión y amenazas de un grupo paramilitar, que le mató a su esposo José de Jesús Barrera.

Con la voz entrecortada y llanto reprimido, Nubia narró que ese mismo día llegó sorpresivamente, en chanclas y con sus maletas, a la vivienda de Edwin en Yopal. Esto porque Diego llegó a las 4 de la mañana, gritando, diciendo groserías, amenazando con que la iba a matar, rompiendo los vidrios de la puerta de su habitación y una chapa para intentar ingresar. Sintió terror de que hubiera podido entrar y cumplido su amenaza de matarla. Aunque llamó a una amiga y la dejó escuchar las palabrotas que brotaban del ser que ella parió, y esta a su vez llamó a la policía, cuando esta llegó, no pudo salir de su habitación por temor a que la golpeara y le hiciera daño. Esta fue la gota que rebosó el vaso y la hizo huir del peligro en que se convirtió su hijo.

Sobrevivió a los paramilitares y ahora su terror es su hijo

Esta mujer con mirada y voz fuerte, oriunda de Socotá, Boyacá, otrora propietaria, junto con su esposo, del tradicional supermercado Los Pielrojas, que funcionó desde mediados de la década de los 80 hasta el año 2000 en pleno centro de Paz de Ariporo, afirma que han sido muchas las situaciones críticas y de violencia que le ha tocado vivir pero esta la tiene muy conmocionada y afligida, por tratarse de uno de sus hijos.

Precisamente uno de esos momentos difíciles tuvo que ver con el asesinato de su pareja a manos del grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, ocurrido en 1997. Recuerda con melancolía que su compañero de vida fue sacado de su residencia el 21 de enero de ese año, por parte de unos hombres y al siguiente día lo encontraron muerto en un paraje del municipio.

Su vida cambió drásticamente a partir de ese momento, no solo por este doloroso hecho sino porque los paramilitares se ensañaron contra ella y su establecimiento comercial, al que llegaban a saquear existencias y dinero, en una extorsión permanente. En varias ocasiones ingresaron a su casa para matarla, pero milagrosamente no lograron su cometido. Debió esconderse una y otra vez para no dejar huérfanos a sus tres hijos. Fue tanta la presión que en 2001 tuvo que huir con su prole, del todavía pequeño pueblo a Sogamoso y ser una más de las familias desplazadas por la violencia armada que sacudió a Casanare a finales de los 90 y comienzos del 2000.

En Sogamoso vivió en un apartamento pequeño, ya como cabeza de hogar y desde allí intentó gerenciar su autoservicio, pagar las múltiples deudas con bancos, proveedores y personal, que no daban espera porque estos no entendían el desmedro que el fenómeno paramilitar causó en su familia.

Sus hijos mayores, Alexander y Edwin, con mucho esfuerzo y sacrificio, comenzaron a estudiar sus carreras profesionales de ingeniería civil y medicina, respectivamente. El menor, Diego, mientras tanto estudiaba a trancas y mochas, el bachillerato, que muchos años más tarde habría de culminar.

Para el año 2003, luego de que comenzara a disminuir la violencia paramilitar, Nubia retornó a Paz de Ariporo a prácticamente empezar de cero como lo había hecho en los primeros años de los 80, cuando llegó nombrada como secretaria general y mecanógrafa del ICA. Montó un nuevo negocio, Variedades Nubiecita, ahí en el mismo sitio donde había quedado el autoservicio, en la carrera 10 No. 23-25.

Nubia relata que Diego estuvo en varios colegios, incluido el colegio militar Inocencio Chincá en Boyacá, pero no estudio una carrera profesional como sus hermanos y, a pesar de ello, siempre se le apoyó y ahora ella solo lo puede catalogar como un maltratador y un demonio, que atormenta sus últimos años de vida.

La justicia evidencia la agresión, pero obliga a la mamá a vivir con el maltratador

Aunque durante muchos años Nubia guardó silencio sobre la violencia que venía padeciendo, cuando ya vio inminente que su hijo podía matarla se armó de valor para denunciarlo por violencia intrafamiliar. Contó todo lo anterior esperando que la justicia actuara y ella pudiera recuperar la tranquilidad perdida.

En las primeras diligencias del 17 de diciembre de 2020 y del 4 de enero de 2021, la Comisaria de Familia de Paz de Ariporo impuso medida de protección a favor de Nubia y en contra de su hijo Diego, mediante la cual lo conminó a no ejercer violencia intrafamiliar contra su madre y le solicitó al comandante de la policía de Paz de Ariporo brindarle protección especial y temporal.

En el requerimiento a la policía, la comisaria Sabina Alexandra Sanabria Gaitán, informó que Nubia optó por radicarse en Yopal en la casa de su hijo Edwin Barrera. Para Nubia esta decisión fue obligada por las circunstancias no porque hubiese salido voluntariamente de su casa.

En oficio del 4 de enero de la Comisaría a la Policía, que se rotuló con carácter urgente, además de las restricciones de ley se ordenó el retiro de la casa de habitación de su mamá y se le concedió 24 horas para sacar sus efectos personales, so pena de ordenar el desalojo. Todas estas medidas tendientes a “prevenir nuevos hechos de violencia intrafamiliar o hechos que puedan atentar contra su integridad y salud e incluso prevenir un feminicidio”.

Este mismo día, la Comisaría emitió la resolución 001/21 o fallo de fondo mediante el cual se impuso medida de protección contra Diego; se le prohibió generar hechos de violencia intrafamiliar, física, verbal psicológica, patrimonial y económica contra Nubia; se le prohibió el ingreso a su casa bajo efectos del alcohol u otra sustancia sicoactiva, solo o en compañía; se ordenó el retiro o desalojo de la casa de Nubia, sacando sus efectos personales, so pena de ordenar el desalojo y la imposición de sanciones; se ordenó pagar los daños causados; se prohibió realizar publicaciones en redes sociales ofensivas, denigrantes, atentatorias contra la dignidad de su mamá; se prohibió tener algún tipo de contacto personal o por terceras personas o por cualquier medio de comunicación celular, virtual, escrito o red social con su mamá; se remitió a tratamiento psicoterapéutico a Nubia y se ordenó solicitar protección de la policía nacional.

Esta resolución fue apelada por Diego Fernando Barrera y mediante resolución 074 del 4 de junio de 2021 de la Comisaria de Familia se reconoció que efectivamente este hombre sí tuvo conductas violentas contra su progenitora. Se impusieron medidas de protección a favor de Nubia como prohibirle a Diego generar nuevos hechos de violencia intrafamiliar, presentarse embriagado o drogado en su casa de habitación, realizar daños a la propiedad; igualmente asistir a cuatro orientaciones sicológicas con la profesional contratada por la Comisaria para controlar sus emociones y si era necesario iniciar tratamiento psicoterapéutico y reeducativo por siquiatría, y se ordenó brindar atención psicológica de Nubia con la psicóloga contratada por la comisaria.

Aunque curiosa y contradictoriamente se ordenó oficiar a la Policía para que le brindara protección especial y temporal a fin de evitar un feminicidio, no se ordenó el desalojo de Diego de la vivienda de Nubia por considerar que no se probó que era un riesgo para la salud e integridad de su madre.

Por último, se instó a las partes a iniciar el proceso de sucesión por el fallecimiento del padre y esposo de Nubia, explicando que esto disminuirá los factores de riesgo de generarse nuevos hechos de violencia intrafamiliar.

En otras palabras, un problema de violencia intrafamiliar fue mutado a uno de conflicto por herencia entre hermanos, donde la madre, solo quedó en medio.

En junio 29 de 2021, el juzgado Promiscuo de Familia, confirmó la resolución No. 074-21 proferida por la Comisaría de Familia y apelada en su numeral 8, en el que no se autorizó el desalojo del hombre de la residencia.

El juzgado consideró que si bien Diego ha generado actos de violencia intrafamiliar y posible afectación psicológica a su progenitora también lo es que este niega enfáticamente maltratarla físicamente y que las diferencias son con sus hermanos. Está el dicho de la denunciante, quien afirma que es maltratada y la del denunciado que lo niega. No hay pruebas de conductas violentas repetitivas durante 15 años como lo afirma la denunciante y no está plenamente demostrado que la presencia de este represente una amenaza para la vida como para ordenar el desalojo como medida de protección.

En diciembre de 2021 nuevamente Nubia, a través de su abogada, expresó que su hijo estaba incumpliendo lo ordenado por el Juzgado, en cuanto a que arrendó el local principal sin autorización y usufructuándolo para su beneficio en menoscabo de ella, constituyéndose esto en violencia económica. También informa que el 19 de diciembre volvería a su hogar en Paz de Ariporo y resalta que el dictamen pericial del Instituto de Medicina Legal, describe que “dado el contexto se recomienda que la examinada NO CONVIVA en el mismo hogar con el agresor”.

A pesar de todo esto, la Comisaría de Familia mediante Resolución 001/22 del 12 de enero de este año, se abstuvo de imponer alguna sanción contra Diego, porque no se probó afectación económica, nuevos hechos de violencia intrafamiliar y conminó a Nubia a tratamiento sicoterapéutico con su EPS. Igualmente insistió en que se deben iniciar los trámites de sucesión ya que en gran medida los derechos patrimoniales les asisten a las partes y tienen legitimidad para adelantarlo.

El más reciente pronunciamiento del Juzgado Promiscuo de Familia de Paz de Ariporo, de febrero 2 de 2022, confirmó la resolución 001/22, donde se mantienen medidas restrictivas contra Diego Barrera, pero no se ordena el desalojo de la casa de su señora madre, por considerar que no es un peligro para su mamá.

Nubia desesperanzada

Para esta mujer adulta mayor, que solo quiere vivir sus últimos años de vida en la tierra que la acogió, es muy triste que todos los fallos salgan en su contra y a favor de su maltratador hijo. Cuestiona que la justicia no le crea lo que ella ha narrado sobre el miedo que le tiene a Diego. Se pregunta ¿Cómo cree que uno vaya a denunciar un hijo por maltrato intrafamiliar, si no fuera cierto?

Reitera que “No tengo cómo probar golpes porque yo me protegía en mi pieza, es segura, tiene un pasador muy fuerte, del portón a mi pieza hay como seis metros y de lógico que él se hacía al frente de mi pieza y no podía salir para abrirle a la policía porque él me golpeaba”. “Entonces uno tiene que estar muerto para que se haga justicia”, increpa.

Por ahora ella se niega a volver a su casa en el centro de Paz de Ariporo, mientras su hijo, al que llama “el maltratador”, se vaya.

Edwin Barrera también denunció a su hermano por amenazas, calumnia e injuria

Por su parte Edwin Barrera, gerente del Hospital local de Yopal, se siente impotente porque no ha habido forma de que esta problemática termine a pesar de asesorarse de abogados, de las pruebas de violencia aportadas, de que su mamá tiene 70 años, es decir, es mujer y adulta mayor, y que hay más testimonios de personas que han sido maltratadas por Diego pero como la justicia no hace nada, les da miedo denunciarlo. Desde hace rato él también libra una batalla jurídica contra su hermano, a quien denunció por amenazas de muerte, evidenciadas en sus publicaciones en redes sociales y estados de WhatsApp, donde hace visible que porta arma de fuego. En una de estas, expresó que «No la tiene toda hp yo también la porto aquí esperándolo pa meterle 5 y samparme 2 pero los hombres no se humillan se matan hp, si tiene huevas lo estoy esperando desde hace dias hp» (sic).

Contexto de violencia intrafamiliar y feminicidios

Entre enero y noviembre de 2021 en Colombia se reportaron 118 mil casos de violencia intrafamiliar mientras que en Casanare se denunciaron 2.030, según cifras de la Policía Nacional, Defensoría del Pueblo y Procuraduría General de la Nación.

Los municipios con más reportes al SIVIGILA son Yopal con 983 casos, seguido de Aguazul con 163, Paz de Ariporo con 161, Maní con 139, Villanueva con 128 y Tauramena con 113.

También en 2021 se han registrado 630 casos de homicidios cuyas víctimas han sido mujeres, de los cuales 64 pueden ser catalogados como feminicidios. De estos, al menos se han presentado 3 en Casanare, Nubia Estefanny Ramírez Parada, Sandra Milena Tupanteve Hernández y Sonia Díaz. Solo los dos primeros hechos fueron esclarecidos mientras que el último, tras cinco meses de haber sucedido, no muestra avances en la Fiscalía.

Familiares de Sonia, precisamente destacaron que ella tenía medidas de protección porque su excompañero sentimental Diego Andrés Suárez Daza, la amenazaba con matarla si intentaba rehacer su vida. Tenían prevista una audiencia de conciliación el 8 de noviembre de 2021 pero ella no pudo llegar a la cita porque fue asesinada, presuntamente por él, según testimonio de su propia hijita de 3 años, delante de la cual fue apuñalada hasta morir.

Las medidas de protección desafortunadamente se volvieron un saludo a la bandera porque no hay policía que pueda atender la seguridad de tantas personas amenazadas o en riesgo. Ni siquiera hay pie de fuerza para controlar un territorio como Yopal o Casanare, mucho menos para proteger a las indefensas víctimas de violencia intrafamiliar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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En las últimas horas lamentablemente falleció Diego David Gutiérrez, un joven de tan solo 17 años de edad, quien el pasado 20 de septiembre fue atropellado por un domiciliario en Yopal.

El Hospital Regional de la Orinoquía lamentó el fallecimiento del joven y envió un mensaje de solidaridad y condolencias a la madre del menor, quien labora en el servicio de urgencias del centro médico.

Sobre el accidente

Diego David Gutiérrez, de 17 años de edad, fue víctima del accidente de tránsito el pasado 20 de septiembre en Yopal, cuando un domiciliario, con un afán injustificado lo atropelló al saltarse un pare, dejándolo con trauma cráneo encefálico.

Diego permaneció en la UCI de Gyomedical en el HORO, en donde fue intervenido varias veces, con la mala fortuna que adquirió una bacteria, lo que impidió que su estado de salud evolucionara. “El niño adquirió una bacteria dentro de la UCI, lleva cinco cirugías y va de mal en peor”, manifestó en su momento el papá Jorge Gutiérrez.

Este hecho que entristece a los yopaleños deja una reflexión para los diferentes actores viales del departamento, en especial para las empresas de domicilios de Yopal, para que se implementen jornadas de capacitación sobre las medidas de prevención al conducir, y generar conciencia sobre la ligereza con la que los motociclistas están acudiendo a llevar los pedidos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Un hombre falleció el fin de semana en un nuevo accidente de tránsito tras chocar con un animal en zona rural del municipio de Trinidad, al norte de Casanare.

El fallecido respondía al nombre de Carlos Andrés Adán Durán, oriundo de la vereda La Macolla, de Pore, quien perdió el control de la motocicleta en la que se movilizaba al tratar de esquivar un animal que cruzaba en la vía.

De acuerdo con el reporte del coronel William Quintero, subcomandante de la Policía en Casanare, debido al fuerte impacto el hombre falleció en el lugar de los hechos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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