Miércoles, 15 Julio 2020 13:34

Falleció el médico amigo del pueblo en Yopal

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Alberto Rodríguez Páez, murió de un infarto fulminante que apagó sus 56 años de vida. Durante su estadía en Yopal sembró amistades valiosas que hoy lo recuerdan con cariño.

El gremio farmacéutico y de médicos se encuentra de luto en la capital casanareña por el fallecimiento del médico Alberto Rodríguez Páez, este martes, hacia el mediodía, cuando se disponía a hacer varias labores en su vivienda en Yopal. Sus familiares lo trasladaron rápidamente hasta la Clínica Casanare, donde murió minutos después.

Trayectoria

Alberto Rodríguez Páez nació en Bogotá el 23 de marzo de 1964, hijo de Pablo Rodríguez, (Don Pablito, Q.E.P.D) y María de Jesús Páez, y hermano de Pablo Hernando y Clara, vivió sus primeros años de vida en el barrio La Soledad en Bogotá, sus estudios de bachillerato los culminó a sus 17 años en el colegio Aurelio Tobón.  Desde pequeño se inclinó por la medicina, carrera que culminó años después en la Javeriana.

Al cumplir su mayoría de edad se trasladó a Yopal a trabajar en la droguería de su padre, una de las primeras farmacias de Casanare, junto a su madre y hermanos logró impulsar el negocio de los medicamentos y establecerse en la ciudad. Sin embargo siempre estuvo inquieto, por alcanzar algún día su sueño, ser médico.

En 1986, con 22 años de edad, contrajo matrimonio con Julia García, de cuya unión nacieron sus hijos, Diana, Carlos y Mónica. Durante varios años trabajó en la Droguería Yopal y en 1990 empezó a realizar exámenes de admisión en la universidad Javeriana de Bogotá para estudiar medicina, carrera que inició a sus 26 años.

“Mi padre ya era una persona madura, cuando empezó a asistir a  clases, fueron cinco años difíciles, noches desveladas, atareos, reuniones y mucho juicio para lograr graduarse en 1995”, comenta su hija Diana, quien lo recuerda como  un gran padre y excelente ser humano, siempre al servicio de los demás.

Ya como médico, Alberto volvió a su tierra adoptiva para ejercer su profesión y servirle con el mayor espíritu y el buen ánimo que siempre lo caracterizó a los casanareños. “Realmente muchas veces lo buscaban en la droguería directamente a él, para pedirle una receta para algún dolor o queja, muchos lo conocían y tenían fe en sus recomendaciones y tratamientos, lo mismo pasaba en el Hospital de Yopal, institución en donde laboró durante varios años, a donde  llegaban pacientes preguntando por él. En los últimos meses laboró atendiendo pacientes de manera domiciliaria”, manifiesta Diana.

Alberto compartió sus últimos 20 años de vida en Yopal, con la ingeniera Claudia Molina. Deja dos nietos pequeños que extrañarán su presencia, igualmente a un gremio médico y farmacéutico, en el cual contaba con la simpatía de sus colegas.

El cuerpo del médico es velado en la funeraria Los Olivos en Yopal y  sus honras fúnebres se cumplirán este viernes en la ciudad de Bogotá.

¡Paz en su tumba!

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