Martes, 28 Julio 2020 20:50

“Trabajar solo para comer”: el drama de los vendedores ambulantes de Yopal en medio de la pandemia (Especial)

Escrito por Rosalba Múnera Valencia
Valora este artículo
(0 votos)

Más de 1.000 familias en la capital de Casanare, derivan su sustento como vendedores informales, aunque se guardaron tres meses, las obligaciones y el hambre los empujó a las calles. “La pandemia nos ha dado duro, he sufrido mucho con mis tres hijas y mi madre”, dice Amadiz Ramírez, madre cabeza de familia, vendedora ambulante estacionaria.

En Colombia las 2/3 partes de la población económicamente activa es informal, por lo tanto, no cuentan con un régimen de seguridad social, situación que no garantiza los beneficios que brinda el Estado.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE en el país hay alrededor de 5.6 millones de trabajadores informales, quienes de acuerdo a César Giraldo, coordinador de la facultad de ciencias económicas de la Universidad Nacional soportan incertidumbre y desesperanza al no contar con ingresos para comprar comida, pagar arriendo y cubrir deudas, por cuenta del confinamiento obligatorio, impuesto por el gobierno para evitar la propagación del Covid 19.

Durante marzo y abril, los meses de mayor control y encierro obligado, muchos ambulantes y estacionarios, desesperados por no poder generar ingresos, fueron sancionados en algunas ciudades del país, algunas veces agredidos y detenidos, por incumplir las medidas de confinamiento.

El abatimiento, llevó al suicidio a dos comerciantes informales, un hombre en Santa Marta y una joven mujer, vendedora de tintos en la ciudad de Medellín.

Morir de Covid o morir de hambre

En Yopal, más de 1000 familias derivan su sustento a través de esta modalidad y aunque se guardaron tres meses, las obligaciones y el hambre los empujó a las calles.

Pese a no tener lineamientos claros por parte del Gobierno Nacional, la Alcaldía de Yopal a través del  IDEV y la Secretaría de Salud, ha permitido la salida paulatina de los vendedores ambulantes y estacionarios, cumpliendo los debidos protocolos de bioseguridad.

Pero el daño a las familias por cuenta de la crisis sanitaria, está hecho, las ventas según testimonios, bajaron en un 70 por ciento, la desconfianza de los compradores aumentó y muchos evitan a quienes se acercan a ofrecer productos, prefieren no consumir los alimentos y bebidas en la calle, por miedo al contagio.

Mientras se evidencia un marcado retroceso en las metas personales de cada vendedor y la de sus familias, pocos de ellos, cuentan con vivienda propia, en ese orden, el sueño de tener casa propia si bien sigue siendo un propósito, es cada vez más lejano, a raíz de la pandemia, ya que los pocos ahorros con que algunos contaban, se esfumaron en la difícil tarea de sobrevivir sin ventas.

Ayudas no son suficientes

Para Wilmer de Jesús Agudelo Valencia, tesorero de la Asociación de Vendedores y Ambulantes y Estacionarios de Yopal, que agrupa 250 trabajadores informales, desde el momento en que empezó las crisis, el gremio ha sufrido grandes consecuencias, principalmente los adultos mayores, en temas de arriendos y abastecimiento de alimentos.

Muchos de los informales viven en invasiones, en condiciones muy complicadas y aunque   pondera el hecho de que ahora, muchos han regresado a las ventas, deben entre tres a cuatro meses de arriendo.

“Aunque se ha contado con ayudas humanitarias por parte de la Alcaldía y la Gobernación, estas no han sido suficientes, junio fue un mes duro, la ola invernal, disminuye las horas laborales y mientras el acoso de las deudas aumentan” indica Valencia.

Y es que, la dinámica actual es, artículo que se vende, dinero que se gasta en comida y a pesar de los anuncios del Gobierno Nacional, de subsidios para los más vulnerables, los vendedores no están en el grupo de beneficiarios de dichas ayudas.

A su vez, Michael Giovanny Serrano, edil de la Comuna Uno, explica que, ante la crisis sanitaria, se unió a la Asociación de Vendedores, Ambulantes y Estacionarios de Yopal, para gestionar la consecución de víveres y ayudas humanitarias para las familias del gremio, pero ha sido difícil llegar a todos.

La realidad de Amadiz

 

A Amadiz Ramírez, madre cabeza de familia, vendedora ambulante estacionaria, quien trabaja en la carrera 20 con calle 15 esquina en un carrito que adquirió gracias a un crédito en el Banco de la Mujer,  el aislamiento obligatorio le complicó y atrasó muchos de sus planes, uno de ellos el ahorro para tener una casita propia.

Ella responde por sus hijas de 14, 9 y 5 años, y su madre adulta mayor, a quien debe suministrar medicamentos permanentes, “mi hija menor tiene un problema renal y me he visto obligada a pedir créditos y a hacer rifas para poder trasladarla a Bogotá para una cirugía”.

Por la falta de ventas, debió dejar un apartamento en el centro de la ciudad, tras no poder responder con el arriendo. Gracias al buen corazón de una cuñada, Amadiz se trasladó a un apartamento en Torres de San Marcos, donde a las 4:00 am. empieza su actividad diaria con la preparación de café y jugo, que transporta en termos en una buseta de línea, hasta su punto de venta.

Antes de salir, orienta a sus hijas en labores escolares a través de las guías impresas que le entrega la Institución Educativa. En este caso las niñas no cuentan con internet, mucho menos computador, ni celular para conectarse a las clases virtuales, los recursos alcanzan apenas, para un celular para toda la familia, el mismo que carga Amadiz, para recibir pedidos desde algunos almacenes u oficinas y /o recibir llamadas de carácter urgente.

“Cuando empezó la pandemia pagaba en la Fundación de la Mujer la cuota de un préstamo para arreglar mis carritos, ellos me congelaron la cuota y un cliente me presto ahora para afrontar la crisis. Me ha tocado muy duro, ya que si hago para el bulto de naranja, no me alcanza para el mercado”, concluye Amadiz.

Temor al contagio

“La gente ahora no quiere que nos acerquemos, no por miedo al contagio”, dice por su parte, Omar Contreras, vendedor ambulante, conocido como “El Mono”, quien lleva  12 años trabajando en las calles, en la venta de cargadores, audífonos, controles, accesorios para celular y memorias, entre otros productos.  

Para él, su gran problema es pagar el arriendo y tener un lugar donde resguardar a sus hijos, esposa y suegra. La situación se torna difícil ya que las ventas bajaron en un 70 por ciento, por el miedo de la gente a ser contagiada por el Covid-19.

“Antes de la pandemia me ganaba hasta 50 mil pesos diarios y ahora lo máximo que vendo son 20 mil, como sea yo me consigo para comer, pero el arriendo no da espera” concluye Contreras y reitera que no ha recibido ni ningún auxilio por parte del gobierno.

La peor crisis

Omar Estrada, vendedor ambulante, tiene un carrito que ofrece mango verde y piña, para él su mayor preocupación es el pago de los servicios públicos. Si antes vendía 30 mil pesos hoy solo vende hasta 12 mil y muchas veces se queda con el producto.

“Hace 13 años vivo en Yopal y no había visto una crisis tan brava, como la de ahora. Estamos acabados, que uno después de medio día no pueda vender ni un mango es terrible, no tenemos ayuda del gobierno.

Antes compraba tres canastillas de mango y ahora compro solo una, que me dura toda la semana”, asegura.

No tengo para donde irme

Francy Viviana Verdugo, otra vendedora ambulante, transporta jugos, café, empanadas y otros comestibles en su motocicleta.

La crisis de la pandemia la ha perjudicado a tal punto que no pudo seguir pagando el arriendo donde vive con sus hijos y su papá, quien está enfermo. Los propietarios de la casa ya le pidieron y no sabe qué hacer. “Me duele en el corazón, no tengo para donde irme y mis ventas son el único sustento, he tenido que pedir a los gota a gota que me colaboren, así como a personas de buen corazón, que me han hecho prestamos porque soy una persona correcta” , manifiesta Francy.

Reitera que, las ventas se redujeron en un 50 por ciento, y el producido diario generalmente no se alcanza a vender, debido a que no es la misma cantidad de personas en la calle y   porque muchos clientes se abstienen de comprar por falta de plata.

Por ahora, Francy Viviana, dejó sus estudios y su mayor anhelo es ponerse al día en sus deudas y encontrar un lugar para vivir.

Ver Vídeo:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Visto 1783 veces Modificado por última vez en Miércoles, 29 Julio 2020 06:10

1 comentario

  • Enlace al Comentario Wilver de jesus Agudelo Valencia Miércoles, 29 Julio 2020 00:37 publicado por Wilver de jesus Agudelo Valencia

    Estamos en la crisis mas grave pero los vendedores informales tene.os FE y con la ayuda de Dios vamos a superar este COVIC 19

Deja un comentario

Asegúrate de llenar la información requerida marcada con (*). No está permitido el código HTML. Tu dirección de correo NO será publicada.

 

 

  

  

    

 

      

 

 

 

 

Noticia en vídeo