Jueves, 15 Febrero 2024 23:59

De vender helados a vivir de la caridad: el drama de una pareja de ancianos de Yopal que sufren de Alzheimer y pobreza

Escrito por Martha Cifuentes
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Don Benjamín Hernández Rodríguez y doña Blanca Ligia Gracia son dos adultos mayores de 60 años residentes en Yopal que están en una situación dramática por cuenta de su pobreza económica y escasas alternativas de ingresos a estas alturas de su existencia, cuando debían estar tranquilos y descansando de toda una vida trabajando. Literalmente están viviendo días muy angustiantes y sombríos, con mucha necesidad y sin tener una red de apoyo familiar.

Don Benjamín fue un vendedor de helados de la empresa Cream Helado por espacio de 25 años. Durante todo ese tiempo caminó cientos de kilómetros de calles con un carrito, aguantando sol y lluvia a la vez que se hacía viejo. No sabía que cuando ya sus fuerzas disminuyeran iba a ser despedido de su trabajo no formal por esta fría firma y quedar sin poder sustentar sus necesidades básicas. Luego de ese cuarto de siglo se vio desechado como los envoltorios de los helados que vendía.

Él es un hombre tímido, de hablar pasito, y que a pesar de ello no se dejó amilanar y buscó trabajo en lo único que sabía hacer, vender helados, ahora en otra empresa, la de los pingüinos amigables, Bonice. Allí estuvo otros pocos años trabajando, pero el Alzheimer, una enfermedad que sobrevenía lentamente sobre su humanidad causaría su desvinculación en los últimos días de diciembre de 2023.

Precisamente el 23 de diciembre don Benjamín luego de una jornada laboral entregó su carrito de helados en la oficina de la empresa. De allí usualmente se dirigía a su casa en el barrio 20 de Julio, pero esa noche no llegó y su compañera de vida, doña Blanca, angustiada llamó a este medio de comunicación para denunciar su pérdida y pedir que quien lo viera la llamara para ir por él.

Pasaron las horas y don Benjamín solo llegó al siguiente día, 24 de diciembre, sin recordar que comenzó a caminar por la vía veredal Yopal-Sirivana, tal vez buscando llegar a su casa. Un taxista lo divisó hacia las 10 de la noche en esa carretera y se condolió al verlo deambular solo y perdido. Se detuvo para preguntarle para dónde iba, él le contestó que se dirigía a Yopal, es decir, iba en contravía de su destino.

El joven conductor decidió llevarlo al centro de la ciudad porque don Benjamín había olvidado donde vivía. De esa noche no se sabe finalmente donde se quedó a dormir porque los recuerdos ya se volvieron esquivos en su mente.

Ya en la mañana una persona que lo reconoció por las publicaciones hechas en varios medios de comunicación locales, llamó a doña Blanca y luego de que ella le indicara la dirección, solidariamente lo llevó a su residencia. Lamentablemente por haber mencionado la empresa de helados en la noticia, esta optó por no volver a darle insumos a don Benjamín. Es decir, quedó sin trabajo y sin los pocos ingresos que esto le representaba y ahí comenzó un nuevo calvario no solo para él sino para su compañera permanente.

Ante el temor de que él se volviera a perder, doña Blanca no pudo volver a salir a trabajar en quehaceres domésticos o en lo que pudiera hacer, y comenzaron a vivir de la caridad, como nunca les había pasado. Unas personas condolidas por la situación le hicieron unas donaciones económicas que duraron poco menos de mes y medio. Escasamente para comprar alimentos, pagar servicios públicos y el arriendo de la casa.

De tantos años de trabajo con las empresas de helados no le quedó una pensión para su vejez porque para ellas él solo era un “comprador de helados” afirma doña Blanca. No era un empleado digno de pago salarial y prestaciones sociales, así se encargara de vender diariamente los helados para estas grandes pero gélidas organizaciones. Ella también estuvo vinculada un tiempo más breve con Cream Helado pero por enfermedad de rodillas no pudo continuar.

 

Sobreviviendo a punta de caridad

Aunque los dos están adscritos a un Centro Hogar Vida de Yopal donde les proveen refrigerio y almuerzo a los adultos mayores desamparados, este programa había suspendido la atención a mediados de diciembre y solo reinició actividades en febrero. Allí volvieron a acudir, pero don Benjamín, sufrió un accidente doméstico que le causó afectación en una de sus piernas, que le impide desplazarse hasta el sitio asignado para él, porque le toca ir a pie. Si no asiste al Hogar no le dan su alimentación. Su compañera informó de la situación a los directivos y allí le manifestaron que si tenía una discapacidad debía certificarla un médico y así poder enviarle la comida a casa con ella.

Ante la ausencia de recursos para buscar los servicios médicos de Capresoca, su EPS, se gestionó con el gerente de la Ese Salud Yopal Edwin Barrera, el traslado en ambulancia a este centro asistencial para que allí lo evaluaran y dieran un diagnóstico de su estado de salud. Efectivamente tenía luxado un tobillo y le dieron una incapacidad que se vence este viernes 16 de febrero. Hasta esta fecha le suministrarán el almuerzo no presencial. Doña Blanca impotente manifiesta que no cuenta con un peso para algo tan simple como llevarlo en una buseta o un taxi al centro médico de la EPS.

Igualmente, el par de adultos carecen de recursos para pagar el transporte al Hogar Vida y deben desplazarse a pie a la sede que les queda a 17 cuadras de distancia. Y aún el estado físico de don Benjamín no es el mejor para esa caminata. Lejos están los días en que recorría con energía largos tramos de calles.

Cabe resaltar que los fines de semana no hay atención en este programa de adulto mayor de la Alcaldía de Yopal, por tanto, deben rebuscarse su comida para esos días. Y como ninguno de los dos puede trabajar, en estos momentos no cuentan con ingresos para suplir esas necesidades básicas primarias.

La señora Blanca, una mujer que habla duro, aún a sus 67 años, se ha movido para buscar ayuda para su pareja. Logró que la Personería de Yopal conozca de esta paupérrima situación, en procura de lograr un cupo para don Benjamín en un hogar para adultos mayores de Yopal. Allí solicitaron el cupo a la Secretaría de Desarrollo Social pero no es un proceso tan sencillo. Son muchas las solicitudes y pocos los espacios.

Por lo pronto don Benjamín y doña Blanca, tratan de sobrevivir con algunas muy pocas donaciones hechas, pero estas no son permanentes. Ya la persona que les arrienda la vivienda donde viven, les pidió desalojar por la demora en el pago del alquiler.

Mientras don Benjamín no logre ser admitido en el hogar geriátrico seguirá su odisea. Eso implica que requiere de la solidaridad de las personas para solventar medianamente sus gastos y necesidades.

Si alguien desea ayudar a esta pareja de ancianos puede hacerlo consignando directamente en la cuenta de ahorros de Blanca Gracia No. 24507620064 del Banco Caja Social. Se pueden comunicar con ella al número celular 3118847790.

 
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