Lunes, 27 Mayo 2024 02:23

El llano triniteño en La Vorágine

Luego de la presentación de la biografía de Delfín Rivera Salcedo hecha el doctor Mariano Lozano Ramírez, el escritor oriundo de Trinidad, realizo una disertación sobre el papel protagónico que tuvo su tierra natal, en la novela La Vorágine de José Eustasio Rivera.

Lozano Ramírez es miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y fue allí en este templo sagrado de la intelectualidad colombiana, donde Rivera Salcedo dictó la conferencia “Trinidad, Matepalma y La Vorágine”.

El acto académico tuvo lugar el pasado salón de juntas José María Vergara y Vergara, de la Academia de la Lengua. Allí el casanareño abordó el primer capítulo de la obra maestra del escritor huilense.

Según lo dicho por Delfín Rivera en estas páginas se demuestra que es en territorio triniteño donde se desenvuelva la trama de la novela, en la cual su autor universaliza el Llano.

Por lo tanto la primera parte de la obra literaria es una oda a la llaneridad, a la vaquería, a la identidad del hombre llanero triniteño, que durante trescientos años pervive con la ganadería, la estructura del hato, que se encuentra en vía de extinción.

Finalmente, Rivera Salcedo llamó la atención a la academia y al Gobierno nacional, para que en el centenario de La Vorágine se resalte la cultura llanera, y se promueva la investigación sobre lo que implica ser llanero.

Que se estudien los rasgos de su idiosincrasia, como la forma hablar, su cultura, sus formas de producción, su folclor, etc. Además exigió que la ruta de La Vorágine comience por Trinidad Casanare, ya que como quedó demostrado es éste el municipio teatro de los acontecimientos novelados de Rivera, en la parte del llano.

Su intervención fue elogiada por los académicos asistentes. Uno ellos, el periodista Daniel Samper Pizano manifestó desde Madrid, España: “…quiero felicitar a don Delfín por unas presentaciones sumamente interesantes, que me llevan a la urgente relectura de la novela de Rivera”.

Esta actividad es el preámbulo al Coloquio Nacional e Internacional de la Literatura Triniteña: El Llano Triniteño en La Vorágine, que se llevará a cabo los días 28 y 29 de septiembre de 2024, en el municipio de Trinidad.

 

 
 
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Miércoles, 07 Octubre 2020 05:52

La literatura en tiempos de pandemia

Truman Capote decía que la literatura es un amo muy tirano. Escribir requiere, paciencia, disciplina, rigor y soledad. Dura tarea enfrenta un escritor en la batalla de vencer la página en blanco. La pandemia de la Covid 19 confinó a media humanidad a las penurias del aislamiento forzado, a vivir a través de las pantallas, simulando una falsa cercanía con amigos y familiares. Para los escritores el panorama fue menos trágico. El acto de escribir se elabora en soledad; los mejores amigos de los escritores son los libros, el buen cine, rigor en la edición del texto, trabajo y disciplina. La recompensa: el placer de crear, de pintar la realidad con colores propios, permitirse el lujo de ser creativos y únicos.

Lo que para muchos fue una condena; para los escritores el  aislamiento se convirtió en oportunidad. Los amantes de las letras empezaron a saborear la exquisitez de la palabra, así como se hace con el buen vino. Los tiempos quietos hicieron posible, el deleite de reflexionar despacio y sin prisas sobre los textos, el espacio confinado ha sido propicio para crear, corregir, plantear puntos de vista y miradas para abordar el fruto del trabajo intelectual. La felicidad del pez que fuera del agua se asfixia y vuelve a respirar feliz en su medio acuático.

En las redes sociales se propiciaron encuentros de escritores y poetas, que pudieron reunirse a pesar de las diferencias de horarios, se obvio el abismo del espacio. Se concertaron citas son los pares diseminados en todas las latitudes del planeta. Fue posible compartir sentimientos, emociones y hasta las dificultades que el nuevo orden mundial derivado por la pandemia puso a vivir a todos.

Como por arte de magia, empezaron a darse encuentros nacionales e internacionales que antes estaban asignados a una pequeña cofradía a la que era muy difícil ingresar. Se abrieron las convocatorias que al ser virtuales ofrecían una amplia gama de participación. Tal apertura derivó en abusos contra los escritores. Algunos encuentros de tipo formal que ya contaban con recursos para la realización de eventos, solicitaron a los participantes enviar videos para mostrarlos como evidencia de su participación, mientras los recursos destinados a dichos encuentros se quedaron en los bolsillos de los organizadores. Por su parte, los escritores sólo recibieron palmaditas en la espalda por abnegado trabajo.

El gobierno compra libros a las grandes casas editoriales, mientras los autores carentes de ingresos estables y que con grandes sacrificios hacen  auto publicaciones  no encuentran compradores para sus libros. La pandemia agudizó las dificultades para hacer presentaciones de libros con un público real y la posibilidad de vender el texto. Las redes inundaron los espacios con tantos eventos simultáneos que agotaron al público, en este momento la gente ya no desea conectarse a algún evento cansados de tanto oferta repetitiva y falta de imaginación.

Los trabajadores del mundo con justa razón exigen el pago por su trabajo y por sus saberes. No sucede lo mismo con los intelectuales, a estos se les pide que su trabajo sea una colaboración y que como contraprestación se pueden dar a conocer a través de los medios de comunicación, a la hora de pagarles por su trabajo se les  dice no hay dinero. Las sociedades de avanzada valoran en mucho a sus creadores. Colombia, paga enormes sumas a reguetoneros y otros falsos artistas dedicados al mundo del espectáculo, no invierte en cultura; alternativa capaz de generar pensamiento crítico que tanta falta hace en nuestra sociedad; para construir un país tolerante, reflexivo, capaz de vivir en armonía respetando las diferencias, apostándole de este modo a la paz.

 

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