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Este 17 de diciembre, se conmemora un aniversario más del fallecimiento de Simón Bolívar, el hombre que liberó cinco naciones y dejó una huella imborrable en la historia de América Latina.

Su muerte, acaecida en 1830 en la Quinta de San Pedro Alejandrino, cerca de Santa Marta, Colombia, no solo marcó el fin de una era, sino que también estuvo rodeado de circunstancias que aún hoy despiertan interés y debate. Acompáñanos a recorrer los últimos momentos del Libertador.

Contexto de su muerte

Simón Bolívar llegó a Santa Marta el 1 de diciembre de 1830, tras una penosa travesía desde Bogotá. A pesar del clima favorable y las atenciones que recibió, su salud se deterioró rápidamente.

Durante sus últimos días, Bolívar tuvo momentos de lucidez que le permitieron dictar su testamento y expresar sus deseos de unidad para América Latina en su última proclama. Sin embargo, su estado se agravó notablemente.

Los informes médicos detallados por su médico personal, Alejandro Próspero Réverend, indican que, desde la madrugada del 16 de diciembre, Bolívar experimentó un progresivo debilitamiento.

A primera hora del 17 de diciembre, se constató que su pulso había decaído considerablemente y que los signos vitales estaban en un estado crítico. Finalmente, a la 1:03 PM, Bolívar falleció a los 47 años.

Causas de la muerte

Tradicionalmente, se ha atribuido la muerte de Bolívar a causas naturales, específicamente a tuberculosis. Réverend diagnosticó que su enfermedad había comenzado como un catarro pulmonar que evolucionó hacia una forma crónica y finalmente se convirtió en tisis tuberculosa.

Sin embargo, investigaciones más recientes han planteado teorías alternativas sobre las causas de su muerte.

Un estudio realizado por el profesor Paul Auwaerter de la Universidad Johns Hopkins, sugiere que Bolívar pudo haber sido víctima de un envenenamiento crónico por arsénico.

Según este análisis, muchos síntomas presentados por Bolívar antes de su muerte —como pérdida extrema de peso y crisis frecuentes de pérdida de conciencia— podrían ser indicativos de envenenamiento lento debido a la ingesta accidental o intencionada del veneno.

Auwaerter argumenta que el arsénico era comúnmente utilizado como remedio médico en esa época y que es posible que Bolívar lo haya consumido para tratar sus múltiples dolencias.

Últimos momentos

Los últimos momentos de Bolívar fueron presenciados por un reducido grupo de amigos y generales cercanos. En su lecho de muerte, expresó el deseo de que su fallecimiento contribuyera a la unión de los pueblos latinoamericanos.

Su cuerpo fue trasladado a la Casa de Aduanas en Santa Marta y expuesto en capilla ardiente hasta el 20 de diciembre, cuando se llevó a cabo su entierro.

Legado

La muerte del Libertador dejó una profunda huella en la historia latinoamericana. Su vida estuvo marcada por luchas épicas por la independencia y la creación de nuevas naciones.

A pesar del sufrimiento físico que experimentó en sus últimos años, su visión para América Latina sigue siendo relevante hoy en día.

Simón Bolívar no solo es recordado como un líder militar y político; es un símbolo del ideal republicano y un referente para las luchas por la libertad en toda América Latina. Su legado perdura en los corazones y las mentes de aquellos que continúan luchando por los ideales que él defendió hasta el final.

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Domingo, 26 Mayo 2024 21:23

El llano triniteño en La Vorágine

Luego de la presentación de la biografía de Delfín Rivera Salcedo hecha el doctor Mariano Lozano Ramírez, el escritor oriundo de Trinidad, realizo una disertación sobre el papel protagónico que tuvo su tierra natal, en la novela La Vorágine de José Eustasio Rivera.

Lozano Ramírez es miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y fue allí en este templo sagrado de la intelectualidad colombiana, donde Rivera Salcedo dictó la conferencia “Trinidad, Matepalma y La Vorágine”.

El acto académico tuvo lugar el pasado salón de juntas José María Vergara y Vergara, de la Academia de la Lengua. Allí el casanareño abordó el primer capítulo de la obra maestra del escritor huilense.

Según lo dicho por Delfín Rivera en estas páginas se demuestra que es en territorio triniteño donde se desenvuelva la trama de la novela, en la cual su autor universaliza el Llano.

Por lo tanto la primera parte de la obra literaria es una oda a la llaneridad, a la vaquería, a la identidad del hombre llanero triniteño, que durante trescientos años pervive con la ganadería, la estructura del hato, que se encuentra en vía de extinción.

Finalmente, Rivera Salcedo llamó la atención a la academia y al Gobierno nacional, para que en el centenario de La Vorágine se resalte la cultura llanera, y se promueva la investigación sobre lo que implica ser llanero.

Que se estudien los rasgos de su idiosincrasia, como la forma hablar, su cultura, sus formas de producción, su folclor, etc. Además exigió que la ruta de La Vorágine comience por Trinidad Casanare, ya que como quedó demostrado es éste el municipio teatro de los acontecimientos novelados de Rivera, en la parte del llano.

Su intervención fue elogiada por los académicos asistentes. Uno ellos, el periodista Daniel Samper Pizano manifestó desde Madrid, España: “…quiero felicitar a don Delfín por unas presentaciones sumamente interesantes, que me llevan a la urgente relectura de la novela de Rivera”.

Esta actividad es el preámbulo al Coloquio Nacional e Internacional de la Literatura Triniteña: El Llano Triniteño en La Vorágine, que se llevará a cabo los días 28 y 29 de septiembre de 2024, en el municipio de Trinidad.

 

 
 
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Juan David Cáceres, es un joven hatocorozaleño, fue arrollado por el conductor de un vehículo quien lo  dejó gravemente herido en la mitad de una vía del norte de Casanare, pese a que el accidente ocurrió hace casi cuatro años, aún no termina su recuperación, pero confía en que su calidad de vida va a mejorar.

Él, le contó su historia de vida a Casanare Noticias, de cómo un desalmado conductor lo embistió en una vía de San Luis de Palenque y lo dejó tirado a su suerte en la carretera. Desde ese día sus sueños se truncaron, su existencia se convirtió en un calvario, cirugía tras cirugía.

Juan David pasa sus días en un humilde rancho construido en lona y latas de zinc que le regaló el dueño de una ferretería de Hato Corozal, aunque su situación es complicada no pierde la fe y siempre agradece a Dios porque dice que está vivo de milagro.

Desde que se accidentó sus vecinos le han colaborado, se siente impotente porque no puede trabajar para ayudarle a su mamá, pero ve con optimismo la vida y siempre dice: “ahí voy saliendo adelante gracias a Dios”.

Hoy, Juan David quiere tocar los buenos corazones de los casanareños, para que se solidaricen y le puedan aportar económicamente, ya que su condición de salud le impide trabajar.

Contacto, Juan David: 3242931186 o en la carrera 18 No.3-60, barrio Libertadores-Hato Corozal

 

 

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