Hasta el momento 300 familias han resultado damnificadas en Maní por desbordamiento de los ríos Cusiana, Únete, Charte y el río Meta, según el más reciente reporte del cuerpo de Bomberos de este municipio.

El organismo de socorro en coordinación con Gestión del Riesgo municipal evacuó las familias damnificadas en la zona urbana. En el lugar también lograron recuperar enseres y animales.

Desde el sábado Bomberos adelanta censo para determinar la población afectada por la ola invernal de los últimos días. Las visitas se realizaron en las veredas La Llanerita, Marárabe, Guafal Pintado, Santa María de Palmarito, Guinea y Las Islas.

El recorrido continuó ayer en las veredas Mararay, La Pollata, Guamal, entre otras donde también se presentaron emergencias, para consolidar censo y enviar a la Gobernación de Casanare en aras de recibir ayudas para la población afectada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Una complicada situación vive el señor John Ramírez, quien tiene un negocio de comidas rápidas en la vivienda donde fue ubicado el artefacto explosivo en el municipio de Támara, y que debido a la situación que se registró la madrugada de este 24 de agosto lo dejó de brazos cruzados porque tuvo pérdida total de sus elementos y enseres.

“Nos despertó el estruendo, había humo, no había energía, había dificultad para salir a la calle y cuando finalmente logramos salir nos dimos cuenta que todo estaba destrozado”, dijo John Ramírez, quien además indicó que no sabría como iniciar porque se quedó sin nada.

Preocupado se mostró el señor Jhon porque perdió alrededor de 10 a 12 millones de pesos, entre muebles de la casa, vitrinas, neveras, la moto, y los elementos que utiliza para preparar las comidas rápidas, sin contar las afectaciones de la vivienda.

“En este momento no podría trabajar quien sabe hasta cuando porque no hay manera. Nos tomaron datos y nos hicieron la promesa que nos van a ayudar, pero hay que esperar”, dijo el señor Jhon Ramírez, uno de los más afectados con este atentado que por fortuna no dejó personas lesionadas.

Agregó que en el tiempo que lleva viviendo en Támara, nunca se había presentado ningún inconveniente en materia de seguridad y que es un pueblo muy tranquilo donde se vive muy bien.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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