Martes, 15 Agosto 2023 16:34

La integración de jóvenes que terminó en pesadilla

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Los Potrillos es el nombre del establecimiento comercial donde Gilbert Anthony Poveda Martínez junto con tres jóvenes menores de edad, una de ellas su novia, se reunieron para departir un rato, luego de haber terminado las pruebas del ICFES, que se cumplieron este fin de semana.

Lo que no esperaban era que luego del encuentro sería víctimas de un episodio de terror y angustia los iba a sorprender en el camino de regreso a casa.

Los albores de la pesadilla se dieron en el momento en que se deciden solicitar un taxi. Ubicaron un número telefónico en un grupo de Facebook y procedieron a comunicarse para solicitar el servicio.

El vehículo llegó, los recogió y pocos minutos después detuvo la marcha, acusando a los cuatro jóvenes de estar oliendo una sustancia, con la cual duermen a los taxistas para luego hurtarlos.

Martínez manifestó que no tenía conocimiento alguno sobre lo que le hablaba el conductor, sin embargo les pidió que se bajaran del automotor. Sus compañeras de viaje obedecieron, pero él hizo caso omiso.

Ante la negativa el hombre se enfureció y agrede con la antena de un carro al joven. Por lo que tuco que correr para evitar ser golpeado. Recuerda que estaban solo en algún paraje solitario de la vía Yopal – Paz de Ariporo.

En medio del desespero llamaron a un taxista de confianza, para que lo recogiera. Sin embargo fueron informados que delante de este personaje, iban otro dos conductores quienes también se dirigían hasta este lugar.

Ellos llegaron primero. Inocentemente el joven se imaginó que habían llegado para ayudarlos. Pero tan pronto descienden de sus vehículos exclamaron: “Ellos son”. Acto seguido, según el relato de  Gilbert, con les dispararon.

La confusión y el desespero se apoderaron del grupo de jóvenes, que comenzaron a correr asustados, porque no entendían lo que estaba sucediendo, ni porqué eran blanco de estos  energúmenos hombres.

Martínez se escondió en el primer potrero que encontró en su camino. Narró que una de sus compañeras en medio de la carrera, se cayó y fue alcanzada por los agresores, quienes le pegaron 3 cachazos en la cabeza y la hicieron arrodillar.

La víctima continúa el relato diciendo que pronto arribaron cinco taxis más. Recuerda que uno de estos automotores tenía encendida una sirena de Policía. Sonido que le dio confianza porque equívocamente se alcanzó a imaginar, que había llegado la autoridad.

En ese momento apareció en el escenario el taxista de confianza, quien le pidió a sus compañeros, que detuvieran la agresión. La situación llamó la atención de varios vehículos que transitaban por el lugar.

El joven precisó que recuerda hasta buses de servicio público. Después de varios minutos todos se fueron porque al preguntar qué estaba pasando, los agresores les decían que no ocurría nada. De esta manera hicieron que se retiraran.

Gilbert agradeció la presencia de un carro particular donde se movilizaba una familia. Pidieron a los jóvenes que se subieran a un taxi, que ellos los escoltarían para evitar más inconvenientes.

Comentó que efectivamente abordaron el vehículo de servicio público. Ya en el recorrido al tomar una curva los demás taxis los cierran, les apuntan con un arma de fuego, para obligarlos a descender del carro.

Inicialmente se negó, pero al ver que sus acompañantes los hicieron, también se bajó del automotor. Este fue el punto de partida para la segunda tanda de golpes e insultos que recibieron.

“Ustedes son, ustedes son”, recuerda Gilbert que le gritaban, mientras era el destinatario de una lluvia de golpes. Incluso asumió que uno de sus agresores, se encontraba en estado de embriaguez, porque le pegaba con una lata de cerveza.

Hasta ese momento presa del pánico Gilbert Martínez no había reaccionado, pero cuando vio que su novia era ultrajada, se exaltó y trató de defenderla. En ese instante salió un personaje con pistola en mano, quien lo amenazó de muerte.

Contó que lo golpeó con la cacha de la pistola, lo que le provocó una herida que debió ser suturada con 4 puntos. Luego vino un rosario de golpes, que incluyeron agresiones con una antena de carro.

En medio esa avalancha de agresiones físicas y verbales hizo su segunda entrada en escena, el conductor del carro particular que se había ofrecido ayudarlos.

Agradeció su actitud porque dijo que uno de los taxistas que vestía camisa negra, tapabocas, se puso una capucha y amenazó con matarlo.

Comentó que no pudo reaccionar, porque se encontraba tendido en el piso, además fue incapaz de correr por lo aturdido que estaba.

El epílogo del tormento llegó cuando el carro particular los recogió y los dejó frente a la Brigada. Allí llegó una patrulla de la Policía que los condujo al HORO, para que fueran atendidos.

Del trato recibido por los uniformados, aún se pregunta por la razón que los llevo a burlarse del estado de su cara. Qué sería lo divertido que encontraron en su rostro, para que motivara sus burlas. Esta actitud lo llevó a pensar, que no le prestaron mayor trascendencia a su caso.

La mamá de Gilbert expresó que quería dejar un antecedente que su hijo no se encontraba ebrio. A la postre la denuncia se la recibieron en la Fiscalía, varias horas después del hecho.

Explicó que no contaban con placas de los carros involucrados en el hecho por lo que se entabló la denuncia contra el gremio.

A la novia del joven la golpearon en la cabeza con una cacha de la pistola, por lo que tuvieron que cogerle 3 puntos. También reportó raspaduras en las piernas, al igual que las otras dos compañeras de odisea.

 

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