Domingo, 11 Febrero 2024 10:25

La estela de muerte que conmocionó a Casanare

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Muy puntual frente a la entrada de la Gobernación se encontraba el coronel Jaime Rey, aquel sábado 10 de febrero. Era un mañana fresca, donde la lluvia se vislumbrada en el horizonte, un elemento poco usual durante esta temporada del año, cuando el verano se encuentra en pleno furo y el astro rey es un imperativo en el cielo azul nítido, sin sombra de nubes.

Pero aquel día el firmamento estaba nublado con amagos de lluvia, como presagiando la tormenta de preguntas que caerían sobre las autoridades, por el triple homicidio registrado en horas de la madrugada, en el extremo norte del departamento.

Rey, como comandante operativo de la Policía Casanare, debía darle la cara a la prensa, que ávida de respuestas lo abordaría minutos más tarde, para conocer todos los por menores posibles, de esta tragedia envuelta en un manto de dudas.

El oficial estaba esperando la llegada del gobernador César Ortiz Zorro, quien de manera conjunto con los estamentos policiales y fuerza pública entregarían detalles de la liberación de un joven ganadero, quien el lunes de esa semana había sido secuestrado en zona rural de Tauramena.

El tema era sin dudar de mucha importancia para la lupa investigativa de la prensa, pero los tres asesinatos era sin lugar a dudas el punto central del campo informativo regional esa mañana sabatina.

Rey consultó con uno de sus subalternos para conocer más detalles del crimen. Tenía que estar preparado para responder la avalancha de interrogantes que se avecinaba.

En su primer encuentro con la prensa sostuvo la institución policial fue alertada a través de una llamada telefónica, sobre la ocurrencia de una situación sospechosa. Minutos después arribó una persona a la estación de Paz de Ariporo, para alertar sobre el mismo hecho.

De inmediato los uniformados procedieron a verificar las cámaras de seguridad. El material audiovisual reveló la presencia de una persona sin vida, lo que encendió las alarmas y se dio inicio al siguiente paso, que fue coordinar la inspección del cadáver.

La mañana comenzaba a despuntar cuando llega una segunda alerta. Esta vez el escenario se trasladó uno kilómetros más hacia el norte, en la vía que comunica a Hato Corozal con Sácama.

El reporte fue constatado por unidades policiales, quienes informaron la presencia de un segundo occiso. Finalmente se reportó un tercer homicidio, igualmente ubicado en esta misma ruta.

Para completar esta seguidilla de hechos macabros, se encontró un vehículo 4x4 incinerado sobre la carretera entre Hato Corozal y Paz de Ariporo.

El límite de la información recolectada hasta ese momento y compartida por el coronel Rey, llegó hasta una tenue descripción de dos de las víctimas. Un adulto mayor de aproximadamente 75 años de edad, así como un expolicía.

Sin embargo, como luces que se abren paso en medio del fango de dolor y asombro, matizado por las espesas nubes de interrogantes sin resolver, afloraron vestidos de hipótesis nuevos detalles de lo ocurrido.

En ese universo de versiones, donde las especulaciones hacen su propio aporte, se habla un acto de intolerancia que se materializó en una riña que enfrentó a Isidro Naranjo de 73 años, con otro sujeto, aún sin identificar.

El enfrentamiento que tuvo lugar a las 2:30 de la mañana en el barrio El Palmar de Paz de Ariporo, en la calle 13 con carrera 12 y trajo como consecuencia la muerte de Naranjo a manos de su oponente, quien le propinó un disparo en el tórax.  El agresor luego de perpetrar el homicidio huyo del lugar en un campero.

Un hora más tarde fue reportado el segundo homicidio. En esta ocasión los hechos se presentaron en el trayecto Hato Corozal – Sácama.

Allí fue encontrado el cuerpo sin vida de Fabián Abril Fernández, un subteniente de la Policía y quien en una época prestó sus servicios como conductor y escolta del exdiputado Jorge García.

El cadáver de Abril Fernández era conducido en un campero, por la vía a Hato Corozal. Sin pensar el escenario estaba preparado para la segunda escena de horror y muerte, que de manera inesperada sorprendió a un vendedor de tintos que el presunto homicida encontró en la ruta de escape.

El automotor hizo una parada en un paraje de la carretera que conduce a Hato Corozal. Allí el conductor del vehículo se detuvo para tomarse un tinto.

El hombre que lo atendió se percató de la presencia de un muerto dentro del vehículo. Motivo que el homicida consideró más que suficiente, para acabar con la vida del vendedor.

El sospechoso al darse cuenta que fue sorprendido por el tendero, se va del lugar de manera presurosa. La narrativa oral de presuntos testigos cuenta que kilómetros más adelante, el cuerpo sin vida de Fabián Abril Fernández cae del campero.

El conductor decide abandonarlo en el lugar. En ese momento tenía un asunto más importante por resolver. Tenía que hacerlo sin importar la carga de dolor, que como cascada caería sobre la víctima y su familia.

Regresó a la tienda y asesinó sin piedad al vendedor de tintos, quien fue identificado como José Ballesteros. Una víctima inocente, quien su único papel en este teatro de crueldad, fue participar como testigo inesperado del crimen.

El acto final estuvo a cargo de las llamas que consumieron el automotor que resultó ser de su propiedad.

Toda esta carga de horror fue motivo de un Consejo de Seguridad de las autoridades departamentales,  mensajes de repudio y solidaridad con las familias de las víctimas, compartidos por redes sociales.

Uno de estos contenidos fue publicado por el alcalde de Paz de Ariporo, Camilo Abril Tarache, quien lamentó lo sucedido.

 
Leído 👁️ 5242 vistas Veces Última modificación el: Domingo, 11 Febrero 2024 15:13