Con el propósito de reafirmar su compromiso con la sostenibilidad y en consecuencia, atender el cumplimiento de los deberes ambientales, Fedepalma y Cenipalma adelantan un plan de reforestación que contempla la siembra de 11.685 árboles de especies nativas en predios de su Campo Experimental Palmar de La Sierra, ubicado en el Municipio de Zona bananera, departamento del Magdalena.

“El programa de reforestación busca sembrar y mantener estos árboles de especies nativas definidos por la Corporación Autónoma Regional del Magdalena, Corpamag, y para lograrlo se ha previsto la realización de dos jornadas de siembra, comenzando hoy la primera, con 3.000 árboles y contemplando la segunda fase de 8.685 entre marzo y abril de 2023”, expresó Alexandre Cooman, Director General de Cenipalma.

Esta actividad se desarrollará en predios del Campo Experimental Palmar de la Sierra, de Fedepalma y Cenipalma, que han sido afectados por intervenciones de minería ilegal, donde se hace evidente el impacto en el recurso forestal, en el suelo, y en el ecosistema en general, explicó Andrés Felipe García Azuero, Director de Planeación Sectorial y Desarrollo Sostenible de Fedepalma.

Con esta reforestación se inicia un proceso que además de permitirnos cumplir con las obligaciones ante la Autoridad Ambiental, también busca potencializar los beneficios ambientales que significan la recuperación de rondas hídricas e involucrar a las comunidades vecinas con el fin de promover la cultura de protección y conservación del entorno natural, expuso el directivo.

En el proceso de siembra se contará con el apoyo de actores clave como la comunidad vecina del Corregimiento de San José de Kennedy, incluyendo estudiantes de bachillerato, la Alcaldía de Zona Bananera, el Ejército Nacional, colaboradores de Fedepalma y Cenipalma, y la orientación y aprobación de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena, Corpamag.

“La jornada se realiza como fruto de una articulación público-privada en favor del bienestar ambiental de la región e involucrando a la comunidad como un actor estratégico para fortalecer la protección y conservación de los recursos naturales. Con estas acciones, Fedepalma y Cenipalma continúan honrando el compromiso que ha asumido el sector palmero colombiano con la sostenibilidad”, aseguró García Azuero.

Finalizó diciendo que las actividades de reforestación se orientan a la recuperación activa de ecosistemas y al fortalecimiento de los servicios ecosistémicos, vitales para el desarrollo de las regiones en Colombia.

 

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En total 228 especies de fauna, de las cuales 171 corresponden a aves, 52 a mamíferos y 5 a reptiles, quedaron registradas en la red de 600 cámaras trampa ubicadas por el Instituto Humboldt y Ecopetrol en el Magdalena Medio y la Orinoquía, con el objetivo de avanzar en el estudio de la distribución de especies en estos ecosistemas estratégicos.

La iniciativa es de vital importancia, pues la información recolectada hace posible aumentar el conocimiento de las especies que habitan en la zona. Para el caso del Magdalena Medio, con el fototrampeo el conocimiento aumentó en más del 50%, mientras que para el área del río Tillavá, en Puerto Gaitán, el aumento superó el 90%.

Las cámaras se instalan en lugares estratégicos de tránsito de animales y se activan automáticamente permitiendo tomar fotografías o videos que se convierten en los insumos que los investigadores utilizan para estudiar la fauna terrestre local.

La herramienta es ideal para obtener datos de forma automática, sin tener que interferir con la fauna y, en algunos casos, es posible identificar a los animales individualmente pues al cotejar varias fotografías se pueden encontrar características específicas de cada individuo como manchas y cicatrices.

“En este caso se lograron obtener datos a escala local, permitiéndonos conocer con mayor exactitud qué está ocurriendo con la distribución de las especies para de esta manera desarrollar biomodelos que alimentarán análisis de conectividad y de costo- efectividad, es decir, usar esta información para la toma de decisiones para la conservación, relacionadas con compensaciones, inversión voluntaria e inversión de al menos 1%”, indicó Angélica Diaz Pulido, investigadora del Programa Evaluación y Monitoreo de la Biodiversidad del Instituto Humboldt.

“La información recolectada con estas cámaras nos da la posibilidad de conocer más sobre la biodiversidad de las regiones en las que tenemos operación, lo que nos permitirá concentrar nuestros esfuerzos de conservación en las acciones que generen mayor impacto positivo en nuestra flora y fauna”, afirmó Santiago Martínez, gerente de Sostenibilidad y Descarbonización de Ecopetrol.

Orinoquía

En la Orinoquía se adelantó el monitoreo en el área del piedemonte de Casanare y en el Piedemonte Meta, y en la región del río Tillavá, en Puerto Gaitán.

En el Piedemonte de Casanare fueron registradas 33 especies de mamíferos, 8 de las cuales no estaban registradas en la literatura científica de la zona y por ello contribuyen al conocimiento en biodiversidad.

Estas especies son: marmosa de Robinson (Marmosa robinsoni); puercoespín arborícora (Coendou prehensilis); mono maicero (Sapajus apella); zarigüeya lanuda (Caluromys lanatus); dos roedores: la rata endémica (Proechimys oconnelli) y la rata (Proechimys canicollis); nutria o lobito de río (Lontra longicaudis); y el zorro gris o plateado (Urocyon cinereoargenteus).

En el Piedemonte Meta, las cámaras trampa registraron al oso hormiguero gigante (Myrmecophaga tridactyla), que puede alcanzar más de 2 metros de largo de hocico a cola; el cusumbo (Nasua nasua), especie críptica y uno de los mapaches menos conocidos en Colombia y América; y el mono ardilla (Saimiri sciureus), un importante dispersor de semillas, una función vital para la regeneración y conservación del ecosistema.

Finalmente, en la región del Río Tillavá se registraron tres especies con amenaza vulnerable de extinción: el oso palmero (Myrmecophaga tridactyla), la danta (Tapirus terrestris) y el ocarro (Priodontes maximus), también reconocida como especie “Ingeniera”, la cual tiene un estratégico rol ecológico pues contribuye al control biológico de insectos, además de la aireación del suelo a través del intercambio gaseoso generado por la construcción de madrigueras.

La investigadora Díaz Pulido concluye que “para el estudio de los mamíferos terrestres, las cámaras trampa son tal vez una de las herramientas más efectivas para llevar a cabo su monitoreo, permitiendo a través de los registros confirmar la presencia o no de ciertas especies en los ecosistemas: “Resulta una herramienta muy útil, por ejemplo, para comprobar lo que los modelos de distribución predicen, así como la posibilidad de incorporar nuevos registros que no estaban incluidos o comportamientos no descritos”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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