Martes, 12 Mayo 2020 01:14

Tía de recluso que llevó Covid-19 a cárcel de Villavicencio relata cómo se contagió su sobrino (Informe especial)

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José de Jesús Quiñonez Bedoya, primer interno muerto en cárcel de Villavicencio José de Jesús Quiñonez Bedoya, primer interno muerto en cárcel de Villavicencio

La atención que le brindaron al recluso José de Jesús Quiñonez Bedoya, en el Hospital Departamental de Villavicencio, entre los días 29 y 30 de marzo pasados, sería el origen de la propagación del Covid-19 en la cárcel de Villavicencio.

A esa conclusión llega Esperanza Cruz, tía y abogada de José de Jesús, un hombre de 62 años de edad, llevado al hospital con problemas respiratorios, condenado a cinco años de prisión por concierto para delinquir con fines de narcotráfico.

José de Jesús o Chucho como lo llamábamos sus familiares y quien fue el primer hombre que falleció por coronavirus, de los seis que han muerto en el Meta, habló por última vez conmigo el 22 de marzo, cuando me llamó para contarme de los amotinamientos que se habían presentado en la cárcel.

Me dijo que para controlar la protesta habían lanzado gases lacrimógenos que lo tenían afectado con problemas respiratorios. Ese día también me contó que ya tenía derecho a la libertad provisional porque había cumplido las tres quintas partes de la pena a la cual estaba condenado.

Le recomendé hacer la solicitud en la cárcel y que los del Inpec lo llevaran al juzgado para que le den la libertad, porque por la cuarentena tenía dificultad para movilizarme y hacer esa petición.

Cárcel de Villavicencio

Chucho tenía problemas de la próstata, inclusive en febrero le habían puesto una manguera, pero siguió enfermo, ahora de los pulmones, lo llevaron al Hospital de Villavicencio entre el 29 y 30 de marzo, donde estuvo hospitalizado y lo regresaron a la celda ocho del patio Santander del penal.

En la cárcel se creía que había un contagio de tuberculosis porque había varios reclusos enfermos. Todo apunta que al regresar a prisión traía el virus.

El día miércoles primero de abril me llamó Marcela, enfermera de la cárcel, para que fuera a la cárcel y recogiera a Chucho porque hacía un momento el Juzgado Segundo de Ejecución de Penas le había dado la libertad.

La enfermera me advirtió que tenía que llevarlo al hospital porque Chucho estaba muy mal de los pulmones y que tenía que permanecer con oxígeno. La única familia de Chucho son mis cuatro hermanas y como Chucho tampoco está afiliado a ninguna empresa de salud no lo podría llevar al hospital y pedir que le pusieran oxígeno si ninguna orden médica.

Le pedí a la enfermera la orden para que lo atendieran en el hospital, pero se negó. Entonces consulté en la Secretaría de Gobierno del municipio para que me colaboraran con la hospitalización y me respondieron que esa responsabilidad ahora le correspondía a la familia.

A Chucho le notificaron que estaba en libertad, pero ese derecho no se había hecho efectivo porque aún estaba en el interior de la cárcel y el Inpec tenía la responsabilidad de llevarlo al hospital.

Le marqué a la enfermera para saber sí ella podía hacer algo, pero no me volvió a responder las llamadas. Después supe que se le había acabado el contrato de trabajo y no había regresado a la cárcel.

Hacia las 9:00 de la noche del miércoles primero de abril llamaron a mi hermana al celular, ella vive frente a mi casa, se comunicó un muchacho, quien le informó que Chucho seguía muy malito.

El día jueves dos de abril el Inpec lo llevó al hospital y de una vez lo pasaron a la cama uno de Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital. El diagnóstico que posteriormente nos dieron era neumonía, otra enfermedad poco frecuente y que le habían hecho la prueba del Covid-19.

Chucho falleció el domingo 4 de abril a las 10:45 de la noche en el hospital. No nos dejaron acercarnos a él. Nos informaron que personal de la funeraria venía y lo recogía, pero teníamos que traerle la ropa de velación, escoger el cofre y autorizar si lo cremaban.

El martes 7 lo sacaron a la sala de velación, hicimos una oración, el rosario y nos fuimos en una buseta para Jardines de la Esperanza, detrás del coche fúnebre a despedirlo. Su cuerpo se convirtió en polvo.

El viernes 10 de abril por la noche el gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, informó que había fallecido el primer interno de la cárcel, era Chucho.

El sábado nos llamaron la trabajadora social y la psicóloga del hospital, así como de la Secretaría de Salud que estaban haciendo el cerco epidemiológico y nos iban a hacer la prueba de Covid-19. Yo pedí que a la enfermera que lo atendió en la cárcel y al guardián que lo acompañó en el traslado también les hicieran la prueba.

Nosotras informamos a las EPS de nuestras actividades y cercanía con Chucho y a los ocho días nos tomaron la prueba de Covid-19. Por fortuna, días después, salió negativa, pero la enfermera y el guardián resultaron contagiados de Covid-19.

Yo no sé de medicina, pero creo que Chucho adquirió el virus en el Hospital donde estuvo dos días a finales de marzo, porque las visitas en la cárcel las habían suspendido desde el 14 de marzo.

Hoy, el departamento del Meta reporta 927 personas contagiadas de coronavirus, de ellas 859 son de la cárcel de Villavicencio, es decir el 92,7 por ciento de los casos.

José de Jesús Quiñonez Bedoya, primer interno muerto en cárcel de Villavicencio

José de Jesús Quiñonez Bedoya, primer interno muerto en cárcel de Villavicencio

Visto 2170 veces Modificado por última vez en Miércoles, 13 Mayo 2020 23:41

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